dijous, 9 d’agost del 2007

Caudillismo en estado puro.

Un comentario en el post de ayer de una muy buena amiga alabando una entrevista televisiva del presidente Chávez encontrada en el Insurgente, que la tilda de "extraordinaria", me hizo verla íntegra, y eso que es larga. Está aquí abajo.

La verdad es que no sé bien qué decir. Lo primero que llama la atención es el arrobo de la entrevistadora al escuchar al señor Chávez. La plática del Presidente es muy ilustrativa de una forma de ser y de gobernar claramente caudillista. Tiene el arbitrismo, el desparpajo y el personalismo propios de esta forma de entender la gobernación de los Estados y la política en general. Los caudillismos, típico fenómeno latinoamericano con fuertes raíces en la madre Patria, pueden ser de derechas o de izquierdas. El de Chávez es netamente de izquierdas, razón por la cual tiene muchas cosas que resultan gratas a este bloguero rezongón. Especialmente cuando habla del imperialismo estadounidense o de la derecha en diferentes partes, singularmente en México.

Pero enjundia política, propiamente hablando, hay poca o ninguna. Sin duda, el señor Chávez es simpático, espontáneo, campechano y hasta se arranca por lo mariachi de vez en vez y, arrastrado por su amor a México -la señora Poniatowska está nacionalizada mexicana-, interpreta algún trozo de Antonio Aguilar (a) "El charro de México". Se hace querer. Comparto con él la pasión por la Plaza Garibaldi. Pero, en mi caso, prefiero a José Alfredo Jiménez. Aquí está cantando Un mundo raro. Ya saben:

Y si quieren saber
de mi pasado
es preciso decir
otra mentira:

Les diré que llegué
de un mundo raro
que no sé del dolor
que triunfé en el amor
y que nunca he llorado.

Pero volviendo a la entrevista del señor Chávez, si en ella no hay enjundia, sí hay ocurrencias pintorescas, propias de los caudillos por la gracia de Dios, del Pueblo, de la Historia o de lo que diantres sea. Lo más llamativo es esa fe de creyente en las virtudes de la autarquía, de la autosuficiencia. "Producir lo que consumimos", dice el señor Chávez. Esa era también la principal (y seguramente única) idea económica del general Franco. Quizá haga falta ser militar para incurrir en tamaño desatino. En lugar de un Estado inserto en el comercio mundial, que compra fuera lo que necesita (y no es rentable producir dentro) con el dinero que gana con sus exportaciones, una especie de absurdo "Estado comercial cerrado" fichteano, plataforma del nacionalismo.

Sólo en los sistemas caudillistas pueden decirse y quizá hacerse cosas así porque, al fin y al cabo, nadie de peso en la política se atreverá a contradecir al mando. Incluso cuando el mando, como es el caso, está impecablemente legitimado por el voto de la mayoría democrática de los electores. El caudillismo esta inserto en el origen mismo del político señor Chávez como conspirador militar y consiguiente golpista. Las elecciones indiscutiblemente ganadas le dan su licencia populista. El último intento autárquico del que tengo noticia es el de Ceaucescu en Rumania. El país tenía que ser autosuficiente, aunque no pudiera permitírselo y debía producir de todo, desde leche a coches. Y así, producía el Dacia, para señalar bien el nacionalismo dacio y que no era otra cosa que el Renault fabricado bajo licencia.

Si esto es la izquierda y el "socialismo del siglo XXI", estamos apañados. Si bien es cierto que Chávez es muy simpático y lo de la tele lo borda. Hasta tiene un programa. ¿Cómo iba a permitir que funcionara la competencia, pudiendo impedirlo?