dimarts, 18 de novembre del 2014

Los relevos.


Los de Podemos dicen que van a cambiar el sistema político al que llaman régimen, con indignación de "El País" y círculos aledaños. Discutir por palabras es poco productivo. Vamos a los hechos. En realidad, el sistema político está cambiando aceleradamente gracias, sobre todo, a la intención podémica. Es posible que a las elecciones de 2015 no se presente ninguno de las candidatos de los grandes partidos que lo hicieron en las de 2011. Renovación a base de relevos.

El primero, Rubalcaba, quien hizo un mutis tan triste y desangelado como había sido su mandato. Con los resultados de las europeas de mayo, su marcha era inevitable, imprescindible si el PSOE quería recuperar algo de su identidad, su electorado, su influencia y sus esperanzas, pues todo lo había perdido con él. El relevo, Sánchez, tiene una tarea difícil: recomponer el partido, que corre peligro de acabar como el PASOK, y llevarlo al triunfo electoral, sino con mayoría absoluta, sí con minoría mayoritaria. Su baza fuerte es fabricarse una centralidad entre la dos propuestas más radicales, del PP y Podemos. En situaciones de polarización, el saber convencional atribuye al centro vocación mayoritaria. Y el electorado ha de visualizar alianzas posibles y sostenibles.  El PSOE tiene que explicar a la ciudadanía en qué coincide con los otros dos y en qué discrepa.  Todo el mundo tiene claro en qué coincide el PSOE con el PP; pero no en qué dicrepa. Ese adelanto de un proyecto de reforma constitucional dará una pista. Y el PP la completará. Floriano dice estar receptivo a la propuesta reformista a la espera de conocer su alcance. A Cospedal no le hace falta conocer el alcance pues ya sabe que Sánchez pretende dinamitar las reglas del juego en España. A ella, como a la justicia de Peralvillo, no le hacen falta pruebas sino que las fabrica después de ajusticiado el reo. Tanto Sánchez como sus colaboradores han dejado claro en qué discrepan de Podemos. Prácticamente en todo, lo que no impide que hagan un verdadero plagio de estilo de comunicación. Pero no se sabe en qué coinciden. Y, si no hay coincidencias, es difícil imaginar alianzas. Con lo cual, de momento, los vaticinios se cargan del lado de una gran coalición a la que también empuja en cierto modo Podemos igualando PP y PSOE. La justificación ideológica parece clara; la pragmática, no tanto. Y eso, tratándose de Podemos, es un handicap.

Después de Rubalcaba, se retira Cayo Lara. No es frecuente ver llorar a un político honrado. A los otros, sí; lo hacen de cine. Por eso, un respeto para Lara, un hombre sencillo, honrado al que los acontecimientos han rebasado. Su retirada todavía lo honra más. En su lugar parece llegará Alberto Garzón. Nuevo efecto Podemos, pero más difícil de desentrañar que el del PSOE, precisamente porque entre estos e IU hay una relación de familia política e, incluso, personal. Garzón es partidario de la fusión y, siendo realistas en las circunstancias actuales, tal cosa no puede darse sino es dejando a IU en una posición de subalternidad frente a Podemos y a Garzón jerárquicamente por debajo de Iglesias. La única alternativa sería una coalición bicéfala entre iguales y eso es poco probable. Es una situación endiablada porque ambas partes comparten cultura política pero no pueden coexistir. Añádase que el núcleo, la espina dorsal de IU es el PCE, muchos de cuyos viejos militantes están ya rezongando. Aceptaron de mala gana sumergirse en IU mientras fueran ellos su estructura. Pero no aceptarán desaparecer sin más con sus históricas siglas en un movimiento que les ha robado su discurso, lo ha pulido y ahora lo vende como suyo. Sí, situación endiablada y triste, sobre todo triste. IU no tiene fuerza alguna para negociar nada con Podemos porque, si este atiende a su interés, preferirá que no haya fusión e IU se presente con sus siglas a las elecciones, para hacer visible la "nueva política" en todos los horizontes.

El tercer relevo está aún por producirse y es posible que no lo haga. Rajoy debiera haber dimitido ya al comienzo de su mandato y, desde luego, en el momento en que se materializaron las acusaciones de haber cobrado sobresueldos y hubo de comparacer en sede parlamentaria para reconocerlo, aunque llamándolos algo así como complementos de productividad, un concepto típico de la picaresca. Pero no lo ha hecho ni tiene, al parecer, intención de hacerlo. Igual que los sobresueldos no existen sino que son complementos de productividad, la consulta catalana del 9N no se ha producido porque él ya había dicho que el referéndum no se iba a celebrar y no se celebró el referéndum, sino otra cosa, un guateque o algo así. El mismo hombre que ha cobrado sobresueldos y preside el que probablemente sea el partido más corrupto de Occidente, cuyos dirigentes tienen cuentas bancarias en todo el mundo, dice a los otros líderes que se debe impedir la existencia de paraísos fiscales. Es, más o menos, la misma caradura que se requiere para presentar en el Parlamento un proyecto legislativo de lucha contra la corrupción firmado por gentes que han cobrado en negro.

No solamente no piensa en dimitir sino que quiere ir a Cataluña a explicar "mejor" sus razones. Ahorro al lector la sarta de gansadas que se apresta a soltar a los catalanes (muy en la línea de "en Cataluña hay más catalanes que independentistas"), pero si alguien quiere solazarse, están aquí. Realmente, quizá sea bueno que Rajoy no opte por el relevo, como los otros. Si continúa para desgracia de los españoles, al menos estos tendrán la posibilidad de echarse unas risas de vez en cuando.