dissabte, 21 de novembre del 2015

La guerra de ida y vuelta.


Cuando uno cree que es imposible hacer más el ridículo en el exterior, llega el de los sobresueldos y demuestra que sí, se puede. A efectos de no verse obligado a entrar en la guerra de Oriente Medio que, supone él, le hará perder las elecciones, como la guerra del Irak le hizo perder las de 2004, Rajoy ofrecía sustituir a Francia en el África, en Malí, en la República Centrofricana, como si España fuera una antigua metrópoli colonial y no la nada que es gracias a él. El ministro Margallo, un sietemachos aficanista, lo daba ya por hecho: los soldados españoles garantizarían el orden público en las antiguas colonias francesas para que los franceses pudieran bombardear a su sabor el Oriente Medio. El ejército español no sirve para combatir pero sí puede ordenar el tráfico en Bamako si no es muy complicado.

Gran astucia la del presidente del plasma. Así no tendría que enviar soldados a un lugar endemoniado y no correría peligro de volver a perder las elecciones en España, que es lo único que le importa.

Eso fue el jueves. El viernes, sobre las 9:30 de la mañana unos terroristas ocuparon un hotel en Bamako, capital de Malí, tomaron 140 rehenes y, en la liberación por la policía, murieron 20 personas. A las 10:00 el gobierno desautorizaba a Margallo: jamás había hablado de enviar tropas a Malí ni a Maló. A ver, mireusté... La vicepresidenta ignoraba en dónde está el África y el amigo de Bárcenas, ese, ya tal. ¿Tropas a Mali? Pero, hombre, si el Sahel está repleto de yihadistas, obsesionados con que Rajoy pierda las próximas elecciones.

Esto es mucho peor que lo de Gila. Esto es literalmente un contubernio de auténticos imbéciles e irresponsables, coreados por otros tales que dicen ser la oposición. Esponjados en sus egos infinitos con las frecuentes llamadas telefónicas del presidente sobresueldos, los jefecillos de la oposición, Sánchez, Rivera, Iglesias, se sienten alguien en este remedo de política exterior tipo Bienvenido Mr. Marshall. Y ninguno de ellos tiene la decencia de preguntar al de La Moncloa exactamente por qué motivo no llama también a Garzón, al de la UPyD, a Urkullu y a Mas.

Bueno, lo de Mas está superclaro: el de los sobresueldos se malicia que los indepes catalanes tendrán pactos vergonzantes con los yihadistas. Que le pregunten a Albiol, que lo sabrá muy bien. Pero ¿y los demás? ¿Por qué no llama a Garzón y los otros? Todos ellos tienen representación parlamentaria, que es más de lo que Rivera e Iglesias pueden decir. ¿Por qué no, pues? Y ¿por qué Garzón no protesta?

El gran Gila se quedó muy corto.