divendres, 22 de setembre del 2017

La revolución catalana

¿Ven, señores del PP, como hay que acabar con los paraísos fiscales? Puigdemont se ha llevado la escurridiza web del referéndum a una isla del Caribe, en donde estará tan segura, es de suponer, como los capitales de los defraudadores. 

El réprobo Puigdemont de impronunciable apellido. Menos de 24 horas después de que el presidente de los sobresueldos lo conminara a rendirse en evitación de males mayores pues el referéndum no iba a celebrarse, publica los colegios y mesas electorales con todas las garantías. Además tiene el papo de anunciar que dispone de planes alternativos para votar el 1/10. Alternativos ¿a qué? A lo que pueda hacer el gobierno. Y bien poco y disparatado es.

Tuvieron 18 meses para prepararse, y la revolución catalana los pilla a todos literalmente en Babia. El gobierno y la oposición no tienen ni idea de qué hacer. Empiezan a atisbar el alcance de lo que con sus torpezas, abusos e ignorancias ellos mismos pusieron en marcha. Ofrecen "diálogo dentro de la ley" a partir del 2 de octubre, lo cual es una demostración tan estúpida como paladina de que antes no lo hubo. Y eso si hay 2 de octubre para ellos, pues depende del resultado del referéndum que no pueden evitar. Refuerzan su oferta de diálogo ofreciendo más dinero y más autonomía a Cataluña si se renuncia al referéndum. El referéndum que, según el otro, no va a celebrarse. Y que, si se celebra, tercia el reprobado fiscal general, será delito. Ofrecen más dinero cuando está por ver que puedan aprobar los presupuestos que, de momento, han aplazado. Los hermanos Marx en "Un día en el referéndum".

Están desesperados. Les ha estallado la revolución en los morros. Las calles están a rebosar con gente dispuesta a ocuparlas y obstaculizar la acción represiva. Los estibadores no cargarán los buques repletos de policías y material antidisturbios. Los trabajadores de los servicios tampoco les darán agua ni luz. Van a tener que crear un cuerpo de antidisturbios paracaidistas. Se han puesto en contra a las universidades catalanas, que cerrarán y los estudiantes estarán en las calles. Se les ha rebelado la sociedad. Pacífica, alegre, democráticamente. Han creado una situación insostenible con los mossos. Están a punto de provocar una huelga general. 

Una revolución pasaba por aquí y sus especialistas no la vieron. Aún siguen, cerradamente opuestos a la idea misma del referéndum, y enredados en logomaquias sobre la autodeterminación de las colonias, la soberanía nacional, la nación, las naciones, las naciones de naciones pero sin nacionalistas, la legalidad (ojo, la revolución ya ha generado su propia legalidad), la reforma de la Constitución, las mesas de diálogo, las garantías, las movilizaciones y el reino de nunca jamás.. 

Los del PSOE no han entendido nada. Los más moderados se oponen al referéndum por mor de la soberanía y la susodicha legalidad, así como el argumento de la independencia "de los ricos". Y los más radicales, estilo Susana Díaz, piden la suspensión sin más de la autonomía de Cataluña. El PP sostiene que el independentismo es un problema de orden público. Los radicales del PSOE creen que es un problema presupuestario. De su presupuesto, aunque esto no suelan decirlo.

Los de Podemos dan vueltas al mismo atajo, como el poeta. Establecen una causación: para arreglar "lo" de Cataluña hay que echar a Rajoy. Para echar a Rajoy, reúnase una mesa de diálogo de todos los demás. La brillante idea es negociar un referéndum pactado. La sucia realidad muestra que tal cosa, hoy, con este Parlamento, es imposible. ¿Qué fue de la actualización de la doctrina de las dos espadas anunciada en su día por Iglesias cuando aseguraba que la acción de Podemos sería bifronte, en el Parlamento y en la calle? La acción parlamentaria, sin ser inútil ni mucho menos, no es eficaz al fin de echar a Rajoy. ¿Qué pasa con la acción de la calle? Que Podemos no quiere ni verla porque esa movilización general, esa revolución de masas, interclasista, intergeneracional, les destroza el esquema de la burguesía catalana corrupta, el 3% y similares monsergas.

Una revolución, señores, y ustedes contándole los votos al rabo de la esfinge, como diría Unamuno. Una revolución en la que ustedes no pintan nada, lo cual es muy humillante para su narcisismo. Pero piensen que sería mucho peor si, además de no pintar nada, siguen ustedes sin apoyarla claramente e incluso, como hace el señor Garzón, tratan de deslegitimarla

No tengo duda alguna sobre el espíritu republicano de Garzón. Por eso le invito a considerar que ese referéndum cuyos resultados anuncia no reconocer de antemano no es solamente sobre la independencia de Cataluña sino sobre la República. Ese es el problema: todos los partidos españoles son monárquicos. Si son monárquicos a fuer de españoles o españoles a fuer de monárquicos carece de importancia. Son todos dinásticos y, si no quieren ser consierados así, olvídense del resultado del referéndum catalán y organicen un referéndum en toda España sobre Monarquía o República. 

A lo mejor el resultado podía interesar a los catalanes. Pero tengo la impresión de que, después de lo que está pasando, los catalanes no van a querer saber nada de España que no sea la corrección de la diplomacia. 

Todos ven las imágenes de los hechos, excepto si miran TVE. Cada vez toman aquellas un tono más al estilo de las aventuras del sargento Arencibia. Le llaman la "revolución de las sonrisas", aunque algunos ya nos maliciamos que sea la "revolución de las burlas".