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dimecres, 8 d’agost del 2018

La servidumbre del poder

Los de Podemos se bautizaron muy oportunamente. Copiaron el nombre a Obama (Yes, we can) en su campaña electoral de 2008. Obama, a su vez se lo había copiado al sindicalista César Chávez, luchador por los derechos de los campesinos en los EEUU en los años setenta del siglo pasado: Yes, we can: "sí, se puede", "Podemos".

Pero el tiempo ha cambiado y, como profetizaban Corneille y Brassens a una ufana marquesa, saura faner vos roses ("marchitará tus rosas"). El tiempo destruye las ilusiones. Tanto más a unos plebeyos que se enorgullecían de venir de muy abajo, pero aspiraban a llegar muy alto; a los cielos, mismamente.

Los cielos siguen incólumes, pero Podemos ha acabado haciendo muchos amigos en el valle de lágrimas: políticos de todas creencias, periodistas y medios más o menos afines, intelectuales y cargos públicos (muchas veces, los mismos) que los apoyan e iluminan. Lo suficiente para encontrar un hueco en las instituciones del régimen del 78, que venían a desmontar. Exactamente el hueco de la antigua IU en los mejores tiempos de Anguita, el de los comunistas de toda la vida disfrazados de una organización "de masas" o coalición electoral. Estos son neocomunistas disfrazados a su vez de otra organización en la que se encuentra la vieja IU en un divertido juego de matrioschkas.

El objetivo esencial de IU, recogido con entusiasmo por Podemos, era el sorpasso al viejo y aburguesado PSOE. El fracaso en dos elecciones (2015 y 2016) fue clamoroso. Y llega al sarcasmo de que el PSOE está en el poder (o algo parecido), con los votos de Podemos y 85 diputados. Explicaciones en el interior de Podemos hay para todos los gustos. Pero el hecho es que la formación morada va a remolque del PSOE; si de grado o a la fuerza, que cada cual opine o deje al tiempo marchitar aun más las juveniles ilusiones de hegemonía de la izquierda en España. 

Podemos solo ha podido colocar a su gente que, por cierto, no parece muy bien avenida. Y, a continuación, seguir a remolque de los social-liberales. Y no solo a remolque de estos sino de lo que representan públicamente y con mucho orgullo, por ejemplo, las loas a la monarquía española ejemplar. Quiero creer que a los morados no les parecerá tan ejemplar, aunque ya no estoy seguro de nada. 

El apoyo explícito de Podemos a la presencia del rey en Las Ramblas y Cambrils da por supuesto el apoyo a la monarquía. Dicen que no, pues se trata de un acto simbólico "a nivel de Estado" y, mientras el jefe de este sea el rey, debe asistir con el aplauso de Podemos. La explicación sería aceptable de entrada si quienes la dan hicieran algo por cambiar la forma de Estado español de la monarquía a la república. Pero no es así porque ahora no toca. Ahora, como siempre, toca apoyar al rey.

Y no solo al rey. También a las cloacas del Estado y la guerra sucia contra Catalunya. El rey no es bienquisto en Catalunya, mientras no enmiende el yerro del 3-O y mientras haya presas y exiliadas políticas. No es difícil de entender cuando se tiene un adarme de dignidad. Las explicaciones de Ramón Espinar no pueden ser más capciosas y falaces. Invoca el respeto a las víctimas en abstracto, sin partidismos ni condiciones. Lo mismo que argumenta el PP cuando las instrumentaliza políticamente, y lo hará quien se empeñe en ignorar el contexto político real de los actos simbólicos de homenaje. ¿O no ve Podemos que la presencia del Rey es, precisamente, la utilización partidista de un acto con el que el gobierno pretende escenificar una unidad que no existe y está impuesta por la fuerza y en la que quizá haya algún elemento relacionado con el atentado?

Porque Podemos apoya la propuesta de la presencia del rey del gobierno socialista. Este ha unido sus votos a los del PP y C's para impedir que se abra una comisión de investigación sobre el atentado. Siendo así que hay abundantes evidencias de que el presunto cerebro estaba en relación, puede que a sueldo, del servicio secreto español. Más partidismo (revestido de las hopalandas estatales) es imposible.

Con mucho sentido común, la CUP ha anunciado que no piensa acudir a ningún acto de homenaje en el que esté el rey de España, al que considera un rey extranjero. De inmediato, la prensa unionista se ha lanzado a hablar de ruptura de la unidad independentista. Están locos por conseguirla. Sin embargo es fácil de entender: la unidad indepe se refiere al logro del objetivo principal, la República Catalana independiente. En los demás asuntos de otra índole, sobre todo los originados en el vecino reino, cada cual hace como le parece. Estoy seguro de que la decisión de la CUP será sabiamente silenciada en Podemos, pero Espinar no se ha privado de lanzar un viaje al presidente Torra por su rechazo a la figura del monarca y en previsión de que, contra toda "razón de Estado", los indepes se salten el protocolo. 

Lo sucedido en las Baleares debiera servir de aviso. Es probable que los independentistas hagan patente y manifiesto su rechazo a la presencia del Borbón de alguna forma. También lo es que el gobierno recurra a movilizar unionistas para, dice, "arropar" al rey con lo que hará ridículamente visible el carácter partidista y unionista del acto. Es decir, montará el habitual espectáculo rojigualda a cuenta de las víctimas que, por lo demás, procedían de  diversos países.

El independentismo catalán ha hecho añicos el espejo mágico en que se miraba la izquierda española. Y en cuanto a la forma de Estado, ¿qué decir? El gorigori de Espinar en el Senado acompaña al toque de difuntos por la República española. Izquierda hay en Catalunya. República, también. Si va el rey con su séquito de izquierdistas y derechistas podrá comprobarlo sobre el terreno. 

Por último, una buena manera de honrar a las víctimas es evitar que haya más. Es urgente, pues, que la Generalitat ponga coto a los ataques fascistas contras las gentes, instigados, jaleados y muchas veces protagonizados por militantes de C's. La población tiene derecho a estar protegida en el ejercicio de sus derechos fundamentales, como la libertad de expresión, sin que lleguen energúmenos con antifaces y capuchas a agredir a sus adversarios.

diumenge, 17 de juny del 2018

El secreto peor guardado

La política tiene mucho de teatro. Los sistemas democráticos se basan en la representación en sentido político. Unos mandatarios representan a unos mandantes. Pero esa representación incorpora un elemento de espectáculo teatral: las cosas se representan, se fingen. Algo de esto hay en la reunión entre Sánchez e Iglesias, hecha pública en el momento de su celebración y como reunión secreta; una reunión secreta de la que se conocía medio de concertación, fecha, hora, lugar, agenda y modus operandi. Mucho más de lo que se conoce de la mayoría de las reuniones públicas. Cosa lógica. No era una reunión para tratar contenidos sino una reunión para que se supiera que los participantes se reúnen. 

Lo cual está muy bien, por cierto. Que las dos fuerzas de la izquierda coordinen y hasta unan sus políticas es lo menos que cabe exigirles. Y poner en práctica sin desvíos y excusas sus acuerdos. En España puede haber un gobierno de izquierda de verdad si Podemos corrige la derechización del PSOE y el PSOE el radicalismo de Podemos. Puede salir una historia de éxito, como el de Portugal.

En próximas fechas, es de esperar, se verá un calendario progresista en España. Queda mucho por hacer hasta devolver el país a un estado de dignidad que perdió a manos PP que, por cierto, anda también representando un papel de teatro en el sentido de jugar a ser una oposición parlamentaria, como si, en lugar de una asociación de malhechores, fuera un partido político. Produce hilaridad escuchar a sus diputados pedir dimisiones en el gobierno y aledaños por cosas insignificantes cuando hablan en nombre de 800 imputados, no sé cuantos procesados, cuántos condenados y cuántos fallecidos misteriosos.

Pero ese mucho que queda por hacer y ojalá se haga pronto (derogación de la Ley mordaza, de la reforma laboral, nueva regulación favorable de las jubilaciones, etc) no parece tocar para nada el asunto político más grave del Estado español, el de Catalunya en el que dicho Estado se juega su supervivencia. Al respecto, la reunión no solo ha sido públicamente secreta sino también muda en cuanto a contenidos. Como siempre cuando los españoles hablan de España, Catalunya no aparece porque, en el fondo, saben que no es España. Cuando aparece es porque se plantea la necesidad de que España haga entrar en vereda a la colonia díscola.

De momento tenemos un PSOE con una visión de Catalunya idéntica a la del PP y añorante del 155. Será bueno saber qué aportará aquí a la alianza Podemos, cuál sea su propuesta para Catalunya y cómo se relacionará con ella. Por si acaso se retrasan, como es muy posible, van cuatro preguntas de cuya respuesta (si la hay) dependerá el juicio que su propósito merezca entre los indepes, empezando por Palinuro:

1ª) ¿Respetan el derecho de autodeterminación de los catalanes en vía unilateral si no hay otra? (Algunos dirán que aunque la haya, pero ya se sabe que Palinuro es conservador)

2ª) ¿Reconocen la declaración de la República catalana independiente?

3ª) ¿Reconocen que en España hay presos y exiliados políticos?

4ª) ¿Están dipuestos a negociar con la Generalitat sin poner como condición previa la liberación de los presos políticos?

La respuesta teórica del PSOE será de tres noes y un sí y la de Podemos, tres síes y no. En principio. Ningún punto de coincidencia. Se explica por qué la pública secreta reunión es muda respecto a Catalunya. No saben qué hacer. No tienen ni idea. El PSOE no sabe qué es la República catalana, aunque su historia y raíz sean republicanas y Podemos no sabe qué es la revolución catalana, aunque dice tener una visión revolucionaria.

divendres, 8 de juny del 2018

Repartidos los papeles, comienza la función

Palinuro se suma a la legión de comentaristas del nuevo gobierno.

Desde la perspectiva de género, acierto total. El camino se hace andando. Pronunciada mayoría de mujeres. Hay quien lo encuentra exagerado y un farol. En realidad, es una composición normal porque debiera ser normal, ya que siendo normal la mayoría de mujeres, y no excepcional, volverá a ser normal un gobierno con mayoría de hombres y no el acostumbrado abuso. 

El punto de los ministros y sus peculiaridades ha sido el más comentado. Los nombramientos más cuestionados, al menos en la izquierda, son Borrell, Marlaska, Robles, Delgado, Ribera y Huerta. Un aspecto merece reseña (el resto quede para los cien días) y es el de los jueces en ministerios directamente relacionados con su quehacer profesional: Justicia (Delgado), CNI (Robles), Interor (Marlaska). No tengo claro que esa coincidencia sea beneficiosa. El reciente desastre de Zoido, juez, en Interior, que hizo bueno a Fernández Díaz, es un precedente muy alarmante.

Pero lo bueno son las políticas concretas y las posibilidades reales de llevarlas a cabo en media legislatura y con 85 diputados. Se consolida la idea de los dos frentes y la "geometría variable". Hasta El País, (que, por cierto, está en trance de purificación o cambio de piel) informa de que el gobierno pretende dar unos golpes de efecto, más que nada para frenar a Podemos. Es de suponer se trate de medidas sociales, de consolidación y ampliación de derechos y restitución de las más flagrantes injusticias sociales heredadas del PP. En esto tienen los socialistas pillados a los de Podemos que verán con tristeza cómo se marchitan sus ilusiones de sorpasso, sometido al yugo de la vil socialdemocracia.

Volverán en este caso a ser imprescindibles los votos de los indepes catalanes y esos quizá no sean tan seguros cuenta habida de la coz con que Sánchez ha agradecido los que le dieron para la moción de censura por obligación moral con los nombramientos de Borrell y Marlaska. No conviene olvidar la sabia lección de Maquiavelo cuando avisa al príncipe de que, si actúa honradamente pudiendo no hacerlo, pone en peligro su principado.  Si faltan los votos independentistas, ninguna medida saldrá adelante, por mucho que sea su efecto. La beligerancia extrema del PP está garantizada como se prueba por el hecho de que Hernando, su portavoz, exija ya, con su habitual perentoriedad, un debate sobre el Estado de la nación... a un gobierno que aun no ha echado a andar y habiéndolo omitido su propio partido los tres años anteriores. Supongo que el hombre querrá debatir sobre el Estado de la nación que los suyos han dejado.

En el frente "nacional", según se ve, intención del gobierno de ponerse al habla con el Le Pen catalán antes del verano. Pues corre prisa porque faltan menos de dos semanas. Para ser eficaz, se me ocurre un plan por el que Sánchez podría conjugar sus dos empeños, los golpes de efecto y el diálogo con Catalunya: preséntese en Barcelona a entablar el diálogo habiendo excarcelado a los presos y permitido el retorno de los exiliados. 

Como quiera que algo así es muy improbable está claro que las conversaciones girarán sobre los presos y exiliados políticos y la restauración de las instituciones legítimas de la Generalitat. Y esto dará para mucho. Pero tanto si se llega a algún acuerdo como si no en el horizonte se mantiene siempre la cuestión que ha dado origen al último tramo del procés, con una hoja de ruta que encendió el proceso revolucionario: la de un referéndum pactado de autodeterminación. Como en Escocia o en el Canadá. Eso era lo que debió haberse decidido hace diez años. De no hacerse ahora, Catalunya seguirá siendo ingobernable y, por extensión, España entera.

Porque no es posible gobernar democráticamente un territorio como Catalunya en contra de la voluntad de la mayoría de sus habitantes. Dictatorialmente, quizá, pero no es el caso. La única posibilidad es llegar a un punto de equilibrio, uno en el que coincidan los intereses de ambas partes porque ninguna de ellas puede, de momento, imponerse sobre la otra. El Estado no puede aceptar el derecho de revolución de Catalunya y Catalunya no puede aceptar el derecho de conquista del Estado. 

Eso es algo que, al final, debe decidir la gente votando libremente en un referéndum de autodeterminación de Catalunya. 

diumenge, 21 de gener del 2018

Dando vueltas al atajo

Me llamó José Luis García, de lainformación.com para hablar conmigo sobre Podemos y Cataluña. Estaba escribiendo una historia sobre la formación morada con motivo de su cuarto aniversario, tema que da para mucho como ejemplo práctico del sic transit gloria mundi o de cómo no todas las leñas arden a igual velocidad. La encina dura más que el pino. Lo mismo pasa con las formaciones políticas. Algunas son como pinos, chisporrotean mucho, pero se consumen rápidamente; otras arden en silencio, pero permanecen, porque son duras, como la encina. Además, entre él y su colega, Laura Martínez, decidieron ampliar la indagación preguntando a Julio Anguita y al final les ha quedado una pieza bien guapa con dos puntos de vista que son distantes y, curiosamente, complementarios. Por eso me decido a incluir el enlace aquí: Podemos: lejos de asaltar el cielo...

Podemos ha hecho en cuatro años lo que la socialdemocracia hizo en cuarenta y el comunismo en veinte, pasar de la frase revolucionaria al hecho conservador. 

divendres, 1 de desembre del 2017

El cielo está en el centro

Ha sido necesario que Rufian resaltara que la constelación Podemos no se ha opuesto al 155 para que los morados se decidieran a dar el paso de presentar recurso de inconstitucionalidad. Un mes de retraso y a instancia de parte, por así decirlo, pero vale. Con su dejadez daban pábulo a la impresión de que quisieran no comprometerse en cuestion tan conflictiva. Porque, reconózcase, el 155 tiene mucho apoyo en España y rechazarlo quizá supongaga un coste electoral elevado.

No es cosa de dejarse llevar por el fariseísmo de la normalidad, según el cual un recurso de inconstitucionalidad podría prosperar dado que España es un Estado de derecho y el Tribunal Constitucional (TC), un órgano independiente. No hay caso. El TC no es un órgano independiente ya que está básicamente constituido por magistrados apoyados por uno u otro de los dos partidos dinásticos, ambos firmes defensores del 155 cuya constitucionalidad se cuestiona. Y España tampoco es un Estado de derecho desde el momento en que no hay división de poderes ni imperio de la ley, sino fusión de aquellos e imperio de la ley del embudo.

Quienes presentan el recurso saben que no prosperará en ningún caso, pues el TC no irá contra el bloque del 155 y, si va, será en el siglo XXII. La presentación no es pragmática sino simbólica. Y el símbolo puede salir electoralmente caro. La culpa es de Rufian, por obligar a Podemos a pronunciarse y abrir unn flanco peligroso de rechazo a un 155 que es popular en España.

Así que corresponde una contramedida, un contraataque que haga que, para los indepes, más dura sea la caída, como dijera con estro profético el difunto fiscal Maza. Y, en efecto, para señalar posición propia, independencia de criterio, autonomía de acción, originalidad de la opción, se ha instalado en un lugar que nunca falla: el centro, la equidistancia, el juste milieu, vous m'entendez. Ya sonaba la aristotélica virtud en la cantinela de "ni 155 ni independencia", sino todo lo contrario, vous m'entendez toujours Bueno, quizá no sea tan original y, para fortalecerlo, Podemos ha decidido matizar su criterio con un toque de nacionalismo español: avisan a PDeCat y ERC de que no los incluirán en el recurso porque son, atención, corresponsables de la situación. El mismo argumento de Rajoy y Sánchez, el del maltratador: la responsable de la agresión es la víctima. Estos creen actuar más sabiamente repartiendo la corresponsabilidad a partes iguales. Pero de sabiduría aquí no hay nada porque jamás será la víctima igual al victimario ni quien lo ignore, de izquierda.

dissabte, 2 de setembre del 2017

Cuestiones de organización interna

"Construir" un partido de corte bolchevique/leninista y, por tanto, revolucionario, en una sociedad democrática cuyos postulados jurídicos se aceptan, es muy difícil. En realidad, imposible. A la vista está en Podemos (Vista Alegre II) y Unidos Podemos. Esto no obedece en modo alguno a la creencia de que, de haber triunfado el sector errejonista la formación fuera más viable. El destino de los mencheviques lo llevan en el nombre.

Los bolcheviques, en su ideología. Y si la revolución no se materializa de modo súbito, la organización entera se resiente porque se forjó para triunfar y no para la larga marcha a través de las instituciones. En la espera de la vida cotidiana, surgen mil discrepancias internas de todo tipo: idelógicas, personales, estratégicass, orgánicas, muchas de ellas incomprensibles para la opinión y el electorado, que suele abandonar a las formaciones más dedicadas a sus crisis internas que a las propuestas generales.

Ese conflicto de las comisiones de garantías apunta a una dinámica de oposición interna yugulada por una corriente de fieles a la dirección que ahora se encuentra con una rebelión de las bases. Todo conspira para dar a Podemos un modesto resultado en unas posibles elecciones: la mezcla de IU en el conglomerado (con sus perpetuos desacuerdos), las permanentes desavenencias sobre las alianzas con el PSOE, la falta de entendimiento en el asunto nacional. Esta disonancia es tan aguda que Iglesias entra en una alianza de hecho con los Comunes de Colau/Domènech y al margen de su propia organización, Podem, liderada por Dante Fachín. Cabe esperar una escisión en Podemos de Cataluña. 

La integración de Igesias en los Comunes en Cataluña, paralela a la que tiene en Madrid, es un ejercicio de coherencia porque la fusión reclama el referéndum, pero no postula el sentido de la elección. Esta actitud es la más peligrosa para el independentismo porque puede atraer gran cantidad de votos que coinciden en la apreciación de que el Referéndum ya es un acto de soberanía y no precisa además el voto "sí".El argumento es sutil: en uso de mi soberanía digo que no a la independencia pero, al ser soberano, puedo afirmarla cuando quiera. Pero se puede refutar: si la garantía de una opción es que se pueda revertir ¿por qué no elegir la opción nueva si también puede revertirse aunque García Margallo no lo crea?

dimarts, 29 d’agost del 2017

Los revolucionarios de salón... reservado

Tengo respeto por El Confidencial y por eso no creo que el titular de la noticia lleve mala intención. Lo entiendo como falta de perspicacia, recurso a la desesperada para dividir el bloque independentista y muestra de que el nacionalismo español no se aclara. Esa reunión en casa del magnate Roures, según el comentarista, tenía un objetivo claro: dividir JxS, derrotar al PDeCat en unas próximas elecciones "no plebiscitarias", constituir un gobierno de izquierda en Cataluña (ERC y Comunes más Podemos) y abrir un tiempo nuevo (sacando a pasear el unicornio del "proceso constituyente") en España tras haber destruido también al PSOE que, en el fondo, es lo único a lo que aspiran los neocomunistas de Podemos, con las consecuencias que padecemos todos y ellos propician.

No dan ni una. La interpretación del artículo no está basada en inferencias razonables sino en un puro wishful thinking o cuento de la lechera del informador. Veamos.

I.- Si Junqueras se dejase arrastrar a esta maniobra divisionista, víctima de la vanidad, cosa que tengo por imposible, la primera que se iría al garete sería ERC. Y no porque la atacara el PDeCat o "su artillería mediática", como dice el articulista, que no entiende el problema. ERC se hundiría porque el electorado independentista le negaría el voto. Hasta sus dirigentes dejarían de votarse a sí mismos, ¿o alguien ve a Tardà, Bosch, Rufian, etc., tragándose sus palabras y votando en unas elecciones autonómicas para que en Cataluña gobiernen los Comunes, Podemos y, a través de ellos, Roures? No es extraño que el articulista e Iglesias, que no saben nada de lo que pasa en Cataluña, razonen así. La ignorancia de Domènech y Roures es más pintoresca pues parecen desconocer el país en el que viven.

II.- Que Iglesias y otros de Podemos hayan desembarcado en Barcelona en la flota aérea monárquica, nacional española y gratis total era lo esperable. Su integración en la clase política, sus prebendas y enchufes es ya completa. Lo curioso ahora es que quienes protestaban contra la política de conciliábulos, secreteos a espaldas de la gente y prometían a grito pelado en plazas y calles una política democrática, asamblearia, de transparencia, se reúnen en conjuras secretas, a escondidas de sus militantes para urdir planes que, de no ser absolutamente estúpidos, serían peligrosos. Y esto no es nuevo. Vienen practicándolo desde 2014, en cabildeos y manejos con periodistas flexibles a la voz del amo, diplomáticos y magnates. Dicho en plata, engañando a sus seguidores.

III.- Los que venían a regenerar el sistema político denunciando a los empresarios, banqueros, poderosos en general y diciendo que, si querían gobernar, se presentaran a elecciones, son lo que están deseando gobernar según los intereses de esos mismos magnates, cuando son los que los financian y que, por supuesto, siguen en la sombra. En la sombra, pero dando las órdenes que estos revolucionarios de reservado y secreteo cumplirán a rajatabla. Según su antigua doctrina, si Roures quiere gobernar en Cataluña y/o España, que se presente a elecciones.

IV.- ¿Qué sucede? Pues que ya lo hace, como lo hacen todos los demás potentados con los otros partidos: se presenta a través del partido Podemos y sus confluencias y a través de sus medios de comunicación, como la Sexta, en donde se da pie a los neocomunistas para que traten de hundir al PSOE, el verdadero objetivo conjunto de este "izquierdismo" y el PP que en esto coinciden hace mucho y siguen. Por no hablar de su medio Público, el periódico oficial del partido morado y órgano de censura de todo lo que no sea la línea Roures. Como siempre.

V.- Por lo demás, es buena jugada del destino que el lunes, cuando se supo la noticia de la cena clandestina entre el millonetis y su peón político y los otros, también se presentara el proyecto de ley de desconexión. De este modo quedará claro a los comensales, es de esperar, que Junqueras y ERC reafirman la unidad independentista en la hoja de ruta. Justo la que Podemos y Doménech quieren romper en favor de una propuesta de proceso constituyente que más parece un reconstituyente de la anémica nación española. 

La independencia y la izquierda

Transcribo una entrevista que se publicó ayer en elNacional.cat y que viene como anillo al dedo a propósito de la noticia de la cena secreta de ayer entre Junqueras, Iglesias, Domènech y Roures.

El texto:

Ramón Cotarelo (Madrid, 1943), hoy catedrático emérito de Ciencia Política de la UNED, fue profesor de Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero. Sin embargo, lo que un día vio como una oportunidad -Podemos-, pronto se convirtió en una desilusión. Hoy es muy escéptico con sus exalumnos, especialmente en la cuestión catalana, de la que cree que no ha entendido nada.

Cotarelo ha estudiado profundamente el conflicto catalán. Incluso tiene un libro al respecto, La República catalana (Now Books, 2016), en el que explica al resto de españoles qué es exactamente lo que ocurre en Catalunya. Es un intento de romper el silencio que hay en el Estado español para voces como la suya, un silencio que ha compensado con una importante presencia en el debate público catalán.

¿Qué votaría usted el 1 de octubre?
Votaría que sí.

¿Por qué?
Muy sencillo: porque la situación actual no permite ninguna otra salida.

¿Cree que habrá urnas?
Sí, sin duda.

¿Qué le hace pensar eso?
Dos cosas. Por un lado, la incapacidad del nacionalismo español, específicamente del Gobierno español, para impedirlo. Por el otro, la manifiesta voluntad de los independentistas catalanes de llegar hasta el final.

¿Hasta dónde ve capaz de llegar al Gobierno español para impedir que se vote?
No lo sé. Si hacen lo que les pide el cuerpo, cualquier cosa. Pero no les van a dejar.

¿Se pueden permitir que se repita la imagen del 9-N?
No quieren, pero no les va a quedar más remedio.

¿Qué debe hacer el Govern el 2 de octubre?
Según el resultado, invitar a todas las partes interesadas a una mesa de negociación...

Dos no negocian si uno no quiere…
Pues tomarán las medidas oportunas si la otra parte no comparece. El Govern tendría que dar cuerpo legislativo a la decisión del referéndum. El resultado debe aplicarse, sin ninguna duda, sea cual sea.

¿Incluso si no se logra interpelar a los no independentistas, como ocurrió el 9-N?
Por supuesto. En una consulta democrática siempre hay abstenciones. Y la abstención es una actitud tan legítima como el voto por el ‘sí’ o el ‘no’. Si se abstienen, dan por bueno el resultado, sea cual sea. Si no, votarían.

¿El Govern debe dejar claro que, pase lo que pase, el resultado va a ser vinculante?
El Govern ha dicho claramente que se espera que todo el mundo acate la decisión, empezando por él. Es que es su obligación: si convoca un referéndum es para aceptar sin reservas el resultado que sea. Sea cual sea, se atenderá a las consecuencias.

¿Entiende que haya quien desde la izquierda se oponga al referéndum del 1 de octubre?
¿Qué izquierda? ¿La española o la catalana?

Ambas.
En el caso de la española, me resulta más fácil de entender. La izquierda española no simpatiza con el referéndum, y mucho menos con la autodeterminación de los catalanes. En el caso de la catalana, es un poco más difícil. ¿De qué izquierda estamos hablando?

Pensaba más bien en los comuns.
Sí, claro, pero fíjese que los comuns, si pudiéramos trocear la izquierda catalana, es una cuarta parte. ERC es izquierda. La CUP es izquierda. El Podem de Albano-Dante Fachin es izquierda. Pues bueno, una parte de la izquierda catalana, concretamente una cuarta parte, parece que está en una situación de ambigüedad. Y yo creo también, si se me permite, si no parece demasiado insultante, que son oportunistas.

Oportunistas, ¿en qué sentido?
En el sentido de no significarse mucho porque puede dificultar las ambiciones de sus dirigentes de llegar a un entendimiento en una España imaginaria que pudiera reformarse de la mano de un frente de izquierda peninsular. Estoy fabulando.

¿Ada Colau o Xavier Domènech piensan más en sus ambiciones personales?
Yo no he dicho nombres…

Los digo yo.
Sí. Me parece que la trayectoria de sus dirigentes, singularmente de la señora Colau, que no es de hace uno o dos meses, va en ese sentido.

¿En la dirección estatal de Podemos se creen esto del derecho a decidir?
No. Les pasa lo mismo que a los otros, que están muy divididos. Por ejemplo, los Anticapitalistas de Miguel Urbán están de acuerdo con el derecho a decidir y con el referéndum, aunque no sea pactado. Los de En Marea también. Y luego están los pablistas y los errejonistas, que por ahí se andan los dos. Iglesias me parece más centralista y jacobino, menos amigo del derecho a decidir. Pero los dos van por el mismo camino. El problema es que no lo entienden.

¿Qué es lo que no entienden?
No entienden que la idea de nación española que manejan es una idea que han comprado a la derecha. Y claro, en ese marco nacional patriótico que han heredado de la derecha, dándole un barniz populista latinoamericano, no entienden la cuestión del independentismo. Y además no les gusta.

¿Para Iglesias es más bien un problema?
Para él es una china en el zapato. Porque les rompe ese marco de salvadores de una patria plurinacional, esa esperanza de renovación de carácter nacional-popular y no sé qué cosas más, que no se va a producir nunca.

Uno de los argumentos, que por ejemplo ha usado Alberto Garzón, es que esto es algo de la derecha y la burguesía
El señor Garzón, que tiene una trayectoria apreciable, razona como en el siglo pasado. Sus análisis son antiquísimos. No se ha percatado todavía de que este proyecto independentista es transversal, interclasista y sobre todo tiene un fuerte apoyo popular.

¿Se puede ser de izquierdas y nacionalista?
Menuda tontería. ¿Por qué no? Quienes dicen que no se puede ser nacionalista y de izquierdas, que me digan por qué. Se puede ser de izquierdas y nacionalista, vegetariano, amigo de los osos panda y un montón de otras cosas. Quien diga que es incompatible, que lo justifique.

Porque es internacionalista.
En realidad la izquierda nunca ha sido internacionalista. Si se me permite la broma, la vieja profecía marxista, que el proletariado no conoce patria, ha fracasado rotundamente. Lo que no conoce patria es el capital. La izquierda ha sido siempre nacionalista.

¿Qué representaría para el Estado español una hipotética independencia catalana?
No tengo ni idea, la verdad. Pero es una opción verosímil con la que los españoles deben contar.

¿Puede remover los cimientos del Estado?
Eso es inevitable, sin lugar a dudas. La cuestión es en qué sentido se da esa transformación…

¿Puede haber una involución?
Por supuesto. No sería nada raro en España.

Usted ha dicho que la principal diferencia es que en Catalunya hay un proyecto y en España no lo hay.
Así es. En Catalunya hay un proyecto de construcción de un Estado y una República. En España eso produce terror...

Pero hay quien habla de procesos constituyentes en España.
He oído hablar de procesos constituyentes a mucha gente, que lo dice de corazón y con sinceridad; pero también a gente que lo dice porque no tiene otra cosa que decir. Proceso constituyente… Vamos a ver: ¿eso qué es? Con un 30-35% de votos a la derecha, ¿qué proceso constituyente? Además, muchos de los que hablan de proceso constituyente, lo hacen para ocultar la reivindicación republicana. La República fue el último régimen legítimo que ha habido en España.

¿Cree que España es irreformable?
Pues sí.

¿Y eso a qué escenario aboca?
Pues no lo sé, dependerá del referéndum. El único argumento respetable de quienes razonan en contra del referéndum es ese de que no hay que confundir el Estado con el gobierno. Pero da la casualidad de que en España son idénticos, son lo mismo. El Estado español solo puede dar este gobierno. Si lo que me está usted diciendo es que espere dos años, a que haya unas elecciones con la posibilidad de que las pierda la derecha, porque habrá un gobierno de izquierdas que reformará el Estado, eso ya no se lo cree nadie.

¿El 15-M no ha abierto cierta brecha, al menos generacional?
El 15-M es una confluencia de dos factores. Por un lado, una reacción espontánea de la gente que está hasta el moño. Por el otro, el aprovechamiento por parte de unos listos que dicen que recuperan un discurso de izquierda radical, de carácter asambleario, con unas gotitas de populismo latinoamericano, junto a un discurso europeo y moderno. Pero esto es España.

¿Qué quiere decir con eso?
Aquí el discurso moderno no existe. Tampoco en la derecha, ¿eh? En Europa hay una derecha democrática de verdad, pero no es la que hay en España. En España hay la derecha fascista, la que perdió la guerra en Europa pero la ganó en España. Y eso es una maldición que abrasa al país y contamina a la izquierda. Es una izquierda atrasada, acobardada, hundida, humillada, y que cree que puede salvar los 40 años de colaboracionismo con un discurso nuevo, del 15-M y tal.

En su libro La República catalana habla de una “nación española que no pudo ser”.
Me refiero a que este viejo imperio se ha ido fragmentando, empequeñeciendo, pero no ha conseguido cambiar su mentalidad imperial por una nacional. No se ha construido una nación. No es un invento mío, no es una boutade. No hay dos historiadores que estén de acuerdo acerca de la nación española, su origen, su alcance y su evolución.

Imagino que no se cree la España plurinacional de Pedro Sánchez.
No. O es demasiado poco o no es nada. Si lo que me están diciendo es que España es un Estado plurinacional, pero es un Estado de varias naciones culturales, ¿me están diciendo que es un gallinero? ¿Me están diciendo que hay una nación política y luego están los pequeñitos? Entonces es un concurso de folklore.

Según algunos en el PSOE, Madrid también es una nación.
Fíjese la idea de nación que tienen. ¿Por qué no Alpedrete? Que conste que no creo en absoluto que la idea de nación tenga que ver con la extensión del territorio, sino con la profundidad del sentimiento nacional. Puede haber naciones pequeñas muy naciones. Y plurinacionales, como Suiza.

Usted llegó a defender una España plurinacional.
Pero ya no. Lo único que veo es que en este país no hay ninguna iniciativa política digna de consideración, no hay un proyecto, no hay nada. Y hay una situación por la que hay que dar gracias a los dioses: que la oposición a la continuidad del viejo Estado español se ha territorializado en Catalunya. Por eso, lo que hay que hacer es apoyar ese proceso catalán y ver qué sale de ahí, estar abierto a todas las posibilidades.

Usted ha sido muy crítico con la evolución de Podemos. ¿No se ha convertido en lo que esperaban que fuera?
Lo que yo entendí al principio, y con lo que simpatizaba, era la idea de construir una izquierda entre el comunismo y la socialdemocracia aburguesada, un territorio electoralmente muy amplio y donde poder hacer mucha construcción. Pero eso se vino abajo cuando dentro de Podemos prevaleció la idea de la alianza con los comunistas anguitistas, los del PCE, los de Izquierda Unida. Su obsesión era hacer el sorpasso al PSOE y perdieron un millón de votos. Y garantizaron el gobierno de la derecha. Eso no tiene perdón.

¿No ha moderado su discurso?
Ahora ya da igual lo que hagan. Ya es un fracaso. Las próximas elecciones lo demostrarán. Volverán a los porcentajes de voto de Anguita.

¿Cuál ha sido su principal pecado?
En el fondo, las proclamas eran falsas. No era un intento de renovación, un intento de constitución de una nueva izquierda… Era un intento de lavarle la cara al comunismo e ir a por el PSOE, aprovechando las horas bajas.

¿Posicionamientos como el suyo son castigados fuera de Catalunya?
No, no llegan a eso, porque de entrada son silenciados. Como no se pueden exponer, no se molestan en castigarlo...

¿Por eso tiene que venir a Catalunya?
Por descontado. Por eso le estoy agradecido a Catalunya. Y en parte por eso estoy a favor del proceso catalán.

dimecres, 9 d’agost del 2017

Lucha en la lucha

Los enfrentamientos son crónicos en esa izquierda que gusta de verse como la izquierda de la izquierda. Está en la tradición comunista, viene de las infinitas peripecias de IU, hoy incómodamente adherida a Podemos bajo el nombre de Unidos Podemos. En la mayoría de los casos son conflictos de base personalista, más o menos disfrazados de controversias teóricas, diferencias tácticas, desacuerdos estratégicos y envueltos en palabrería sobre democracia, trasparencia, militancia, lealtad. En el conflicto actual se exhiben discrepancias por así decirlo "nacionales", pero en Castilla La Mancha son autonómicas. 

Siempre hay alguna razón para la fragmentación, habitualmente ideológica.Y no es cosa de entretenerse averiguando el fondo de las discusiones, generalmente brumoso. Solo de señalar la lamentable imagen que UP proyecta como un mosaico de desavenencias, una especie de nave de los locos, cosa que el electorado castiga retirando el voto.

Y no es solo propio de Podemos. Como ejemplar caso práctico, ahí está ese nuevo flamante partido de la izquierda, animado por Garzón y Llamazares, con el apoyo de doscientas personalidades, probablemente más que militantes. Actúa, el nombre del partido, está ya inscrito en el correspondiente registro del ministerio del Interior, si bien aclara que nace sin voluntad electoral. Un partido político que no se presenta a elecciones de cuyos resultados depende la financiación pública tendrá que sostenerse con sus propios recursos y no es aventurado augurarle corta y anodina vida.

dilluns, 24 de juliol del 2017

Briantiburrillo

El desbarajuste es colosal. Los anticapis rompen con los bolches de la línea general a causa de la posible coalición de Castilla La Mancha (vade retro PSOE) y del giro de 180º en el referéndum catalán sintetizado en la negativa de Iglesias a votar en el referéndum caso de llamarse Esglésias. Esta fractura ideológica repercute en las territoriales con las confluencias soberanistas, singularmente en Galicia. La izquierda debe apoyar el referéndum pase lo que pase, truena jupiterino Beiras. Entre estas dos actitudes, los menches errejonistas, adoradores del just milieu, defienden el referéndum, pero no está claro si también el unilateral. El zafarrancho es considerable a algo más de dos meses del 1/10. La entrada de Cataluña en el juego, esto es, el impacto del desbarajuste de la izquierda en las franquicias catalanas, convierte la discordia en un pandemónium. Predomina el ánimo en pro de la votación en el referéndum pero de distintos modos. Podem -a su vez distanciado de los Comunes, uno de cuyos líderes es socio estrecho de Podemos en Madrid-parece decantarse por participar en el referéndum del tipo que sea; los Comunes no tanto. Sostienen que el referéndum debe celebrarse por ser consulta democrática, pero no le dan valor de tal, sino de "movilización popular" o algo así de impreciso.

Resumiendo: la probabilidad de que esta izquierda llegue a una unidad de acción con la otra, el PSOE (que para muchos es un ente maléfico, un íncubo luciferino), parecen escasas. Sin esa unión resulta imposible desplazar el gobierno de la derecha, objetivo prioritario, sin embargo, de ambas izquierdas.

Así, como suena.

dimarts, 18 de juliol del 2017

La izquierda se tantea

Entre otras cosas, la izquierda española es lenta. Ha pasado casi año y medio desde aquella aciaga votación de no-investidura de Sánchez por el voto contrario de Podemos y algo más de un año desde que las subsiguientes elecciones de junio de 2016 demostraran que aquel voto en contra había sido un tiro en el propio pie. Y eso suponiendo que  estuviera animado del sincero deseo de conseguir el sorpasso y no fuera una maniobra para garantizar el gobierno de la derecha. La metedura de pata propició la semirrebelión del ala socialdemócrata concluida en Vista Alegre II con el triunfo del ala bolchevique que ahora se ve obligada a pactar con quien menos puede digerir. Entre tanto, un año.

Un año de gobierno desaforado del PP que alterna sus jornadas procesales con las declamatorias. Un año de desgobierno económico más, anegado por la corrupción. Un año con los independentistas catalanes en rampa de salida.

En efecto, la izquierda española es lenta. Pero hay que ser optimistas. Por lo menos, las dos izquierdas se han sentado a hablar y han acordado algo muy puesto en razón, algo que era obvio desde el primer momento: la izquierda coordina su acción, se une, para desalojar democrática, parlamentariamente al PP. En esa unidad de acción pueden aparcar razonablemente la cuestión catalana, pues no están de acuerdo en ella. Un sector del gobierno sería partidario de pactar un referéndum y el otro, no. Asunto distinto es si cabe tal aparcamiento dadas las urgencias del momento. En todo lo demás podría gobernar, cosa que empieza a ser angustiosamente necesaria, como lo era hace un año.

El problema es que la izquierda no puede llegar al gobierno si no es mediante una moción de censura para la que necesita los votos de los indepes catalanes y, aun así, también los de 2 de Bildu y el de Coalición Canaria. Que el PNV se sumara es más que dudoso, pues han negociado los presupuestos con el gobierno. Pero quizá se abstenga algún diputado; o los cinco.

Resulta entonces que la posibilidad de la izquierda de llegar al gobierno a implementar el programa acordado depende de la única cuestión que han decidido dejar fuera del acuerdo. La posición de Podemos es conocida: favorables al referéndum pactado (con campaña por el "no" a la independencia), pero no a su celebración unilateral (excepto los anticapis). Y esto ya les valió los votos de ERC (no del PDeCat) a su moción de censura.

Queda por ver la oferta del PSOE, salida de la reciente reunión con el PSC, que se presenta como novedosa alternativa al autismo del gobierno. En totum revolutum parece ser: plurinacionalidad, nación cultural, federalismo, recuperación del Estatuto de 2006, revisión en profundidad del sistema de financiación, quita de deuda y así, sin duda, hasta dar respuesta a 44 de las 46 famosas peticiones de Puigdemont. Quedan fuera el pacto fiscal y el referéndum.

A primera vista no parecen ser ofertas tentadoras para que los indepes suspendan su hoja de ruta. Además de irrelevantes para la cuestión de fondo que aquí se dilucida (el derecho de autodeterminación) son imprecisas y muchas de ellas inverosímiles, pues dependen de imponderables, como que la derecha acepte una reforma de la Constitución.

La confrontación toma rasgos cada vez más amenazadores. Ya están en juego las fuerzas de seguridad. La entrada de la Guardia Civil en el Teatro Nacional de Catalunya es uno de esos actos que algún majadero de los que parecen llevar un micrófono de corbata, llamará de "normalidad democrática", es un paso más en la dinámica de acción-reacción. Los de la CUP han enviado una declaración colectiva al juez, identificándose personalmente como cooperadores necesarios en el referéndum.

La sustitución del director de los Mossos d’Esquadra, Batlle, por el independentista Pere Soler sigue en la misma dirección. Permite entrever un futuro inmediato de conflictos con cuestiones referentes a la obediencia debida, fácilmente traducibles en actos de desobediencia institucional. De ahí al procesamiento e inhabilitación de los dirigentes catalanes no hay más que un paso. Pero puede ser un paso en falso si las autoridades se niegan a acatar las medidas que contra ellas se tomen, planteando una cuestión de legitimidad que, es de suponer, tendrá mucho respaldo social.

No se ve cómo será posible evitar el art. 155 e, incluso, medidas excepcionales más concretas y, para darles eficacia, el despliegue de una fuerza pública superior a los Mossos que no puede ser otra que la Guardia Civil.

Llegados a este punto, o escenario, ¿no es más prudente pactar un referéndum, defender pacíficamente las convicciones propias y atenerse al resultado?

Mientras no haya una solución a Cataluña, el gobierno de la izquierda no pasará de ser oposición coordinada a un gobierno del PP que, según se ve, actúa como cuando disponía de mayoría absoluta.

diumenge, 16 de juliol del 2017

Adivinen de qué va

Muy interesante la entrevista con Íñigo Errejón en El País. Por el titular se ve que el sentido común es noticia. Que solo habrá gobiernos progresistas si Podemos y el PSOE se entienden es la evidencia misma, no un descubrimiento. Era la evidencia misma desde el origen de Podemos. Se llamaba por entonces unión o unidad o alianza de la izquierda. Si algo tan obvio no se ha producido es porque los del sorpasso (todos en el partido de Errejón) querían probar fortuna. Muy legítimo a la par que inútil; incluso contraproducente porque, al no gobernar la izquierda, lo hace esa derecha que el propio Errejón considera “depredadora”.

Carece de sentido echarse unos a otros las culpas a base recriminarse hechos o dichos del pasado. Para entenderse las fuerzas de la izquierda solo necesitan la voluntad de hacerlo. Pero esa posible unión no tiene perspectiva de gobierno si no es con los votos de los independentistas catalanes y un par de añadido. Y esto nos lleva directamente a la cuestión catalana que es de lo que en realidad va la entrevista en profundidad. Como todo lo que hoy se discute en España: Cataluña.

Errejón defiende el derecho a decidir de los catalanes y es partidario del referéndum pactado; si también lo es de un referéndum unilateral, como su compañero de partido, Urbán, no queda claro. Pero tampoco es relevante.

Lo relevante es la defensa de un patriotismo español de izquierda. Rechaza Errejón la visión pesimista de España y se hace lenguas del carácter dinámico, abierto, progresista de nuestra sociedad en las últimas dos generaciones. Una España de la que sentirse orgulloso siendo de izquierda. Recuerda un poco un reciente libro de Miguel Candelas, Cómo gritar ¡viva España! desde la izquierda. Más o menos la misma idea: la otra España que por fin amanece.

La amarga experiencia detecta en un programa de regeneración patriótica española tanto el ¡Viva España! Como el ¡Arriba España! Pero no hay que cerrarse en banda por fatalismo. Merece la pena escuchar las razones de esta repatriación del sentir nacional a la que, se deduce, finalmente se avendrían los indepes catalanes. En el entendimiento de que será distinta del latiguillo de Rajoy y el Rey de la gran nación.

Porque, al menos en la izquierda, es nueva. La generación anterior, también en la izquierda, más conservadora, había intentado lo mismo: generar sentido de nación a base de camuflar esta tras la Constitución. Era el llamado Patriotismo constitucional, importado de Alemania, que mostraba la superioridad de la idea liberal de nación sobre la esencialista. Ese patriotismo constitucional era tan contrario a lo que se proponía que se lo apropió el PP solemnemente en un congreso.

Así que la patria española que ahora se postula hace caso omiso de la Constitución, incluso quiere abrir un proceso constituyente. Tabla rasa con el pasado inmediato (aunque con juicio matizado sobre la Transición) y propuesta de renacimiento de una España capaz de reflexionar sobre sí misma y avenirse a soluciones democráticas del tipo que sean.

Es verdad que en el pasado ha habido puntos en que la acción colectiva española ha sido avanzada, progresista, democrática. Pero han sido destellos en una noche cerrada cuyos efectos se hacen sentir hoy de modo palpable. Basta un simple recordatorio: las más de cien mil víctimas de la vesania franquista siguen en las cunetas.

¿De dónde sale esa idea de que España podrá reinventarse como nación abierta, justa, progresista y, en definitiva, unida (aunque compuesta), cuando las propias izquierdas que la propugnan son incapaces de unirse? ¿De dónde va a salir? De la fe, que mueve montañas. Tanto más naciones.

Y la fe se tiene o no se tiene. Quienes no la tengan, por ejemplo, los indepes catalanes, pedirán algo más tangible que una virtud teologal o un estado de espíritu. Algo que les interese más que su plan u hoja de ruta de ir al referéndum y la consiguiente independencia si gana el “sí”. Y sobre eso, la oferta del nuevo patriotismo popular español es poco concreta.

Sobre eso y sobre lo más general, hasta la idea de nación. Mientras los nacionalistas españoles no se ponen de acuerdo en los caracteres ni siquiera en su misma existencia, los indepes catalanes traen un relato patriótico completo de la nación catalana, en todos sus momentos, desde los orígenes semilegendarios hasta la circunstancia actual, en que pretenden darle acta de nacimiento como Estado. No veo a los parteros de la nueva criatura muy interesados en integrarse en un enésimo y vagaroso proyecto regeneracionista español basado, como siempre, en la fe.

dimecres, 28 de juny del 2017

El triángulo

Las cosas parecen ir rodadas. Sánchez, cuya pegada como líder está sembrando el desconcierto, ya se ha reunido con Iglesias en el comienzo de lo que acabará siendo una unidad de acción del PSOE y Podemos, lo llamen como lo llamen. Es lo lógico y lo que innumerables voces reclaman hace años. La unión de la izquierda. Palinuro ha sido siempre partidario. Incluso propuso una fórmula para resolver el siempre intratable tema catalán, consistente en que orillaran sus diferencias sin eliminarlas. Y ver luego cómo reaccionaría el bloque independentista ante una moción de censura (MC) con Sánchez de candidato.

Desde luego, la propuesta de unidad de la izquierda no se agota en la MC y hasta puede prescindir de ella. Pero, para llegar al gobierno, la izquierda necesita ganarla y esto solo es posible, manteniendo la línea de izquierda, con los votos independentistas catalanes.

Hay otras variantes, sin duda, pero todas tienen peplas. La primera sería una MC apoyada por PSOE, Podemos y C's que tendría una clara mayoría absoluta sin precisar los votos catalanes. Pero parece ser la más improbable, dada la incompatibilidad existente entre Podemos y C's, que sus dirigentes convierten en inquina personal.

La segunda variante sería olvidarse de la MC y seguir la legislatura arbitrando una oposición de "geometría variable". En algunos aspectos la mayoría sería con C's y en otros con los indepes catalanes. Esta opción es en parte la que (salvando el vade retro a Podemos y los indepes) proclamaba como propia el PSOE de la extinta Gestora. Una oposición dura a un gobierno en minoría. Nadie se lo tomó en serio pero la llegada de Sánchez ha cambiado visiblemente las tornas. Esta variante tiene otros inconvenientes. Retrasa el acceso del PSOE y la izquierda al gobierno hasta las próximas elecciones y se abre a un resto de legislatura sobresaltado y probablemente inoperante. En la medida en que el Parlamento fortalezca su posición, el gobierno intensificará su política de enfrentamiento con él, derivando todo lo que pueda a la vía judicial o a la jurisdicción constitucional, desde la posibilidad de vetar la legislación hasta la de suspender las comisiones de investigación que le incomoden, como la de la financiación ilegal del PP.

En realidad, la única unidad de la izquierda con perspectiva de estabilidad, por paradójico que pueda parecer, es la triangular, PSOE, Podemos y el bloque independentista. El obstáculo es el referéndum, contra cuya celebración viene pronunciándose Sánchez siempre que puede. Palinuro, que no es nada original, cree la consulta muy razonable, lo ha creído siempre, como lo cree medio mundo por ahí fuera, incluido el New York Times. El nacionalismo español -ese que, según él mismo, no existe- tiene algún tipo de dificultad congénita para apreciar la conveniencia de una decisión que otros pueblos civilizados y democráticos han tomado en similares circunstancias. 

Cabe aceptar tan lamentable condición pero ello no es óbice para que se recuerde que alguna diferencia habrá de existir entre la derecha y la izquierda en cuanto a la llamada "cuestión catalana". Esa diferencia está clara respecto a Podemos, que acepta un referéndum pactado. No lo está, sin embargo, respecto al PSOE. No aceptar el referéndum es exactamente lo que hacen el gobierno y el PP y C's. Pero el PSOE tendrá que proponer algo más, algún terreno de diálogo y entendimiento que no sea el de la confrontación, la represión, la violencia. Porque, caso de no hacerlo, estará dando la razón al independentismo cuando este plantea la separación de un Estado que ignora y no respeta los derechos y las reivindicaciones de los catalanes. Que no las tiene en cuenta. 

divendres, 16 de juny del 2017

La gloria y la crítica

La moción de censura de Podemos ha tenido, como todo, luces y sombras. La luz: la revelación de alguna figura política prometedora, una crítica demoledora al gobierno de la corrupción y la consagración de un estilo parlamentario nuevo, directo, sin concesiones pero respetuoso, en contraste con los usos tumultuarios de la bancada del PP que Rajoy llamaría de hooligans porque no sabe que existe el término "gamberro"; señorías gamberras, vamos.

La sombra: ya parece incuestionable que la estrategia del sorpasso es un fracaso. Se han necesitado tres años para reconocer algo claro hace otros tres. Tres años, dos elecciones generales, varias autonómicas y municipales, una consulta atípica catalana, dos investiduras y una moción de censura. 

Y todo para que el paradójico resultado de la moción haya sido evidenciar los límites de Podemos y su candidato, quien ha tenido que comerse literalmente sus recientes palabras de que no habrá alianza con el PSOE a nivel de júnior. Sin el PSOE no se llega al gobierno; contra el PSOE, menos; y destruirlo mientras se asaltan los cielos ha resultado la aventura del bocazas de Ícaro.

Paradójicamente, el fracaso de la moción de censura ha fortalecido la figura de Sánchez y consolidado la de su partido al que ya todos, Podemos incluido, llama "nuevo", adjetivo potente en mercadotecnia. La moción de censura ha sido a mayor gloria de Sánchez y de su partido. El primero, ausente -circunstancia esta que, bien llevada, continuará el relato de la candidatura de Sánchez- y el segundo, reafirmado en su centralidad política gracias a una intervención muy consistente, justa y moderada de Ábalos.

El equipo camina hacia la gloria. Pero la gloria ciega al tiempo que la crítica enmudece y el líder se lanza a su propia destrucción seguro de sí mismo. Cuando Sánchez comprueba que tiene una valoración alta, le conviene recordar que quizá no se deba a sus méritos, sino a los deméritos de los competidores, abundantes y hasta divertidos. El mérito de Sánchez, cuando lo tenga, consistirá en dar cumplimiento a ese compromiso de buscar una amplia mayoría que permita desbancar al PP. Aparte de que el verbo desbancar se presta a chistes, la expresión es demasiado vagarosa. En lenguaje reglamentario es más sencillo: presentar una moción de censura ganadora. Esa moción de censura solo puede ser de dos formas con variantes: forma a) PSOE, C's, Podemos; forma b) PSOE, Podemos, JxS y algunos otros. 

Las dos tienen al PSOE y a Podemos. Por tanto, sería lógico que se pusieran de acuerdo respecto a quién invitarían. Más acorde con la invitación a la izquierda de Sánchez es aproximarse a JxS, pero esto plantea un problema de equilibrio constitucional. Sin embargo, la moción de censura permite una posibilidad de entendimiento. Si ERC vota a favor de la moción de Podemos que acepta el referéndum pactado pero no el unilateral, lo mismo podría hacer JxS con otra moción del PSOE y Podemos en idénticos términos. 

La pelota estaría entonces en el tejado del PSOE y si este aceptaría un referéndum pactado y, por ende, legal. Aquilátese aquí la legalidad. Ábalos dice que el PSOE apoyará al gobierno en todas las medidas legales en el contencioso catalán. O sea, que no va a apoyarlo en las ilegales. Bueno es saberlo. Pero la cuestión es si, además de apoyarlo, propone iniciativas de solución por su parte o insta a propuestas de negociación que permitan hacer legal una solución razonable negociada políticamente.

El problema está ahí y ahí es donde Sánchez tiene que mostrar su talla.

dilluns, 29 de maig del 2017

Una moción sin emoción

Como sabe todo el mundo, los relevos en la jefatura de las organizaciones crean vacíos de poder. Mientras quienes se van, se van y quienes llegan, llegan, la organización (Estado, empresa, partido...) tiene que seguir actuando y respondiendo a los requerimientos que se le plantean y que, comprensiblemente, se hacen más acuciantes al pensar sus autores que, en efecto, dan con un vacío de poder y pueden aprovecharlo. Quienes se van, se desentienden y quienes llegan, no saben bien aún en dónde están. 

Dos asuntos se ha encontrado Sánchez a la puerta de su despacho: los presupuestos del PP y la moción de censura de Podemos. En ambos casos la decisión es respetar la que ya había tomado antes el grupo socialista. Si acaso mitigando el "no" anunciado a la moción con una abstención. De inmediato lo han atacado por estar faltando a sus propósitos desde el primer instante, de estar haciendo un "Rajoy". 

Sin embargo, es actitud bastante razonable. Desautorizar a la gestora de golpe y porrazo es precipitado y revelaría inconsciencia. Eso lo ve cualquiera. La cuestión es que la oposición de Sánchez comienza a partir de los presupuestos. Su iniciativa arranca con un compromiso de pedir la reprobación/dimisión de Rajoy y, de no producirse esta, una nueva moción de censura. Ese era el plan y no hay razón para cambiarlo por consideraciones de oportunidad de otra formación, Podemos, que presentó la moción sin consultar con nadie. 

No hay vacío de poder en el PSOE y el congreso próximo promete mucho en punto a los tres elementos que trae la Nueva Socialdemocracia: la sustitución de la derecha en el gobierno (por mocion o elecciones), las relaciones con Podemos y la cuestión catalana.

divendres, 26 de maig del 2017

Populismo 2.0

Por otro nombre, Estado no confesional. Tiene mérito porque la decisión no es de Kichi solo sino del consistorio prácticamente al pleno en respuesta a un sentir de miles de ciudadanos de cofradías, hermandades o fieles particulares. Con el voto a favor de concejales del partido de Kichi y la abstención de otros. 

El propósito de separar lo celestial de lo terrenal no ha prosperado. Sugiero a los amargados liberales, laicistas y tibios de convicción que interpreten el acto en clave progresista ya que, de todas formas, no pueden oponerse a eso que se llama la sana devoción popular. ¿Cómo? Como siempre, inventándoselo. Por ejemplo, pueden decir que, en realidad, esa medalla de la ciudad de Cádiz incorpora también La Pepa. El liberalismo doceañista siempre fue muy beato y encontrándose ahora sobre el pecho de la patrona de la ciudad se sentirá recompensado.

Parece que Kichi, aplicando la política de separación, con algún fallo, por cuanto se ve, practica los cultos callejeros procesionales y viste de nazareno. También aquí, sin embargo, plantea contradicciones pues concurre a título personal y a rostro descubierto, como corresponde a los representantes de las izquierdas. Un antisistema paradójico porque, al parecer, es uso que los nazarenos lleven el rostro oculto con el gato para mantener el anonimato.

El genio de la raza.

diumenge, 21 de maig del 2017

Aquí se la juega la izquierda

Incapaces de entender las consecuencias de sus propios actos, los "cerebros" de Podemos afirman en las redes que hay una confabulación de los medios para silenciar el circo seudo-15M que montaron ayer. Y así, según ellos, se demuestra la pujanza de su movimiento y la inevitable decadencia de los medios de la tramacastarégimenblablabla. En su amarga queja se echa de ver su verdadera y única intención: robar el protagonismo mediático al PSOE mediante una triquiñuela de última hora.

Y, como no les ha salido, protestan en las redes y siguen haciendo el ridículo. Tenga usted teóricos de alcurnia e intelectuales orgánicos para que lo dejen a usted a la altura de los gusanos. La sola idea de que con un acto montado en el último momento, sin más objetivo que apoyar una moción de censura inútil, iban a robar el protagonismo al PSOE era ridícula y peligrosa. Y así les ha salido.

Montan un acto más o menos improvisado de movilización callejera en apoyo de una moción de censura absurda en congruencia con esa teoría típicamente anguitista de conjugar la acción parlamentaria con la de la calle así, por principio, sin tener ni idea de cuáles sean las condiciones concretas. Porque, no se olvide, Anguita, el verdadero espíritu de Podemos, no pudiendo quedarse quieto, había contraprogramado la contraprogramación de Podemos unos días antes, cuando convocó al Foro Cívico/somos mayoría a una manifa en todas las ciudades de España el 15 de mayo., pensando que las masas aacudirían a su llamado¿Alguien oyó o vio algo de esa portentosa manifa el día de marras? No, claro. Pero, al menos, no hubo que leer a los intelectuales anguitescos sosteniendo que el nulo reflejo en los medios demuestra que el capitalismo se hunde. 

Porque la contraprogramación de ayer al PSOE, ya tuvo que ocultar la de su díscolo padrino Anguita el día 15 y viene asimismo a ocultar la manifa convocada por el verdadero 15M para el próximo 27 de mayo, con lo que estos de Podemos ya coronan su palmarés de plagiarios, incapaces de hacer nada original. El acto, pues, pretendía ocultar el vacuo gesto de Anguita, oscurecer la verdadera manifestación del 15M, convocada por los auténticos herederos de los indignados y, sobre todo, aniquilar la presencia mediática del PSOE.

El tiro por la culata. Nadie habla de Podemos porque, como ha quedado claro con este ejercicio de irrelevancia, no pintan nada. 

La idea de que es posible anular un partido de 140 años de historia, con luces y sombras, ya se sabe, pero con una cultura y tradición propias, encarnado en todo el territorio español, en cientos de casas del pueblo y agrupaciones, con una militancia activa, muchas veces por tradición familiar, que vive su acción política de modo personal y sostenido, por un grupos de amigos con muchos seguidores en la red es literalmente absurda. 

Las primarias del PSOE son una realidad de la que el país está pendiente porque con ellas se juega mucho y por eso copan la atención de los medios. El circo de ayer en Sol, pretendiendo ponerse en el lugar del PSOE, es un simulacro en el que la soberbia y el narcisismo de sus dirigentes no les deja ver que, en el fondo, no son otra cosa que los servidores de la derecha.

dijous, 4 de maig del 2017

La realidad y la ficción II. Podemos

Como sucede con el del PNV, el discurso de Podemos evidencia un abismo entre la ficción y la realidad y comete una injusticia parecida, aunque con distinta víctima. Dicen los del partido morado ser objeto de sostenida, cerrada, agresividad del frente mediático. Forma parte de su relato autojustificativo. "Contra Podemos", suelen decir, "todo vale". Esto parece facultarlos para rechazar las críticas. Sin excepción. Sus contenidos no se examinan. Son falsos por ser críticas que reproducen todos los medios.

¿Todos? Algo de razón quizá tenga Podemos. Por ejemplo, esta infame y vergonzosa noticia del sándwich entre Podemos y la Sexta ha sido reproducida por todos los medios de derecha extrema. No así los medios comerciales más moderados en donde no se encuentra. No parece, pues, haber un frente cerrado de los medios contra Podemos y, desde luego, la Sexta no forma parte de él, como tampoco mucha prensa digital en donde Podemos tiene su propio diario, Público, con un estudio también propio de TV. Tan mal no están. 

El discurso tiene mucho de ficción porque, como puede comprobar cualquiera de buena fe, es Sánchez quien tiene a todos los medios cerradamente en contra de él, incluido Podemos a quien no interesa que Sánchez gane las primarias porque es el único con el que el PSOE puede recuperarse. O, si se quiere, cerradamente contra el PSOE que Sánchez representa ya que el otro, el de la gestora golpista y epistolar tiene en general buena acogida en la prensa, en especial la de derechas. La caudilla en la portada del ABC ha sido definitiva.

Con este ruido de lo icónico y el debate de a quién beneficia o perjudica una imagen suele perderse de vista la cuestión de fondo. Aquí esa cuestión es qué juicio merece la noticia sobre la Sexta. Porque supongo que nadie dudará de su veracidad; nadie dirá que es un montaje, falsa, un fake. Es una grabación de la policía autorizada por un juez en la que se dice que se está haciendo algo que es, en realidad, una variante de la vieja pinza entre Anguita y Aznar contra González en los lejanos 90. No es un delito. Es, simplemente, una inmoralidad. Una inmoralidad de Podemos. 

Anguita reaparece cada vez más detrás de Iglesias y el mensaje del dúo es el mismo: lo prioritario es acabar con el PSOE y ponerse en su lugar. Y, si no es así, que gobierne la dereceha. Envidia, rencor y despecho al mismo tiempo. El disparate de la moción de censura sin apoyos los ha llevado al frenesí de respaldarla en la calle, como si eso le diera mayor peso parlamentario. Está claro que con ella se quiere obligar al PSOE a retratarse apoyando al PP. Al PSOE parlamentario. Pero, por mucha amalgama de los dos PSOE que Podemos quiera hacer, ese discurso fortalece el PSOE callejero, el de la militancia que apoya a Sánchez.

Es decir, en su ceguera contra el PSOE, Podemos ayuda a la recuperación del partido que quiere destruir.  No hay ficción que pueda eludir esta realidad.

dissabte, 29 d’abril del 2017

Una poción de moción

Como si de un tósigo se tratara, el anuncio de la moción de censura (MC) ha trastornado de tal manera los espíritus de los socialistas de obediencia gestora que cabe temer por su equilibrio anímico. "Numerito", "irresponsable", "figurón", "se cree que los demás somos tontos". De todo se oye y se lee, como una especie de airada y furiosa protesta, manifestación obvia de que el anuncio ha caído como una bomba. Una bomba tóxica.

Sin duda hay en la forma de anunciar elementos personalistas que los críticos elevan a narcisistas. Pero lo de menos son las formas. Lo que importa es el fondo. La MC pone al PSOE parlamentario en una posición ridícula, teniendo que convertir su púdica abstención en un respaldo activo del gobierno. A su vez, si Podemos hace o no un órdago a la chica, como he leído por ahí es indiferente. Lo que ha hecho es cerrarse el camino de vuelta. Reúne los requisitos: número de firmantes y candidato. La aceptación es automática. Solo puede pararse si Podemos no la presenta. Pero eso sería un patinazo político serio.

Por ello Podemos está obligado a presentar la MC en plan sietemachos, responsabilizando al PSOE y a C's de la continuidad de Rajoy, el PP y la corrupción. El que parece haberlo entendido a la primera es ese mismo PP que, por boca de su portavoz, Hernando, con ese aspecto de duro de película de Chicago años 30, lo ha llevado al terreno habitual de "eso no me lo dices en la calle". Y quédense de momento aquí las cosas, aunque no es mala entrada para una moción que se llama constructiva. Una pelea de gallos.

La cuestión es si quienes hablan sobre la figura han calibrado bien su alcance. La MC no se presenta para ganarla, eso está descartado. Por si acaso, PSOE y C's han corrido a oponerse. Lo importante es el debate mismo, que da tiempo ilimitado de intervención a los defensores de la moción y limita el de los demás grupos parlamentarios (incluido el del gobierno) a media hora y diez minutos más de réplica. Podemos dispondrá por tiempo ilimitado de la tribuna del Parlamento y todas las conexiones mediáticas convencionales y digitales para plantear una enmienda a la totalidad del país. Esa es la funcionalidad propagandística de la MC y lo que tiene al borde de la histeria al socialismo de la abstención.

Luego están las interpretaciones, a las que todos tenemos derecho. Leo que la MC es un intento de Iglesias de torpedear la candidatura de Sánchez porque no le interesa que este sea SG, ya que recuperaría voto refugiado en Podemos. Desde luego, si Sánchez gana las primarias, lo más probable es que el voto de Podemos baje. Suponer que este sea el motivo "verdadero" de la MC es ya otra cosa. Por supuesto, las motivaciones humanas son tan inexcrutables como las divinas, pero es muy difícil ignorar que la consecuencia inmediata de la MC es triturar el grupo parlamentario de la gestora y, por tanto, de la candidatura de Díaz. Por eso ha reaccionado esta por sevillanas.

Si la MC está orientada en contra de Sánchez, hipótesis no descartable aunque improbable, va a darse de bruces con el muro de que beneficia a ese mismo Sánchez, haga lo que haga el que la ha presentado. Su discurso, el discurso del candidato, sin límite de tiempo, irá orientado en contra del PP en todos sus aspectos y, asimismo, en contra del PSOE. Y ese ataque al PSOE solo puede ser de dos formas: a) reconociendo que hay una diferencia entre el PSOE parlamentario, colaborador del PP, y el de la militancia, que sigue siendo partidaria del "no es no"; b) no reconociéndolo, haciendo una amalgama con los dos espíritus socialistas y atacándolos como si fueran uno solo. En el caso a) será un respaldo al proyecto de recuperación del PSOE en la izquierda de la candidatura de Sánchez. En el caso b) encenderá más la voluntad de la militancia de apoyar un proyecto de recuperación de un PSOE de izquierda democrática, esto es, de nuevo en beneficio de la candidatura de Sánchez. Algo legítimo, por lo demás, por cuanto se le devuelve lo que es suyo, ya que fue él quien abrió el camino al iniciar la semana pidiendo la dimisión de Rajoy.

También cabe la posibilidad, muy a tono con el espíritu último de Podemos a mi entender, de que la MC vaya orientada contra el conjunto del sistema o eso que a veces llaman "el Régimen". Pero, vaya contra lo que vaya la MC, muy curiosas habrán de ser las intervenciones tasadas de los demás grupos parlamentarios, especialmente el socialista. Y eso si las hay porque pueden renunciar a ellas y mantenerse en silencio. 

Vaya, que Pablo Iglesias ha entrado en el Congreso montado en un autobús.