dijous, 7 de desembre del 2017

On the Road again. Camino de libertad

Ya hemos cruzado la frontera de Francia con Bélgica. Nos quedan dos horas de viaje hasta Bruselas y la Grote Platz está así según se ve en tuiter. Desde antes de París hemos empezado a encontrar gente con prendas amarillas en las áreas de servicio. "Hola, hola". "Qué, ¿a Bruselas?" "Sí, ¿vosaltres també?" "Clar" "Diu que será la mès grand manifestació a la ciutat en molt temps""Si, encara que els feixistes van boicotear i putear molta gent a aeroports, a l'AVE, a les fronteres per tal que no puguessin sortir d'Espanya" "De la presó d'Espanya vols dir" "Si, vull dir" "Ens toca manifestar-nos també per els que no van poder sortir de la presó" "I tant, els de Estremera i Soto del Real..." "Tota Espanya és una presó, però nosaltres ens sortirem" "Si. Ens veiem a la Grote Platz. Visca la Repùblica Catalana!" "Visca!"

Ayer fue un día curioso en la esquizofrenia del Estado español. De un lado, decenas de miles de personas, casi todas catalanas pero con algunas demócratas españolas añadidas, nos echamos a la carretera, llenamos trenes, fletamos aviones, autobuses para llegar a Bruselas a pedir en el corazón de Europa libertad para los presos políticos (Jordis, Oriol, Joaquim us estimem i volem a casa), la libertad para Catalunya sencera, la Repùblica Catalana.

Algunas precisiones para información general. Todos/as quienes vamos a Bruselas y nos hacemos 3.000 kms (ida y vuelta) en mitad de la niebla y un frío polar, nos pagamos nuestros viajes. Aquí no hay autobuses a cuenta de los partidos (como en el PSOE), ni de la caja B, como el PP; tampoco hay bocatas pagados y, además, no llevamos porras ni cadenas ni el fascismo en el alma, como en las manifas de franquistas unionistas  en las que participan los Borrell y los Iceta, sino la ilusión de la libertad y la república en nuestros corazones.

La policía y la guardia civil, a las órdenes del Sobresueldos y su banda de chorizos han hecho lo que han podido por boicotear la asistencia: han provocado grandes colas en los puestos fronterizos de las carreteras con los más nimios (e ilegales) pretextos; han paralizado el AVE para que los viajeros perdieran la conexión de Lyon (no hay problema: las indemnizaciones las pagará RENFE, o sea, siguen robándonos a todos); han retrasado dos vuelos charter en Reus. Es su estilo. Estos viajeros que no han podidos viajar equivalen a los 700.000 ciudadanos que votaron el 1/10 pero no pudieron contar porque la policía y la Guardia Civil secuestraron las urnas ilegalmente y a lo bestia. Nos manifestaremos por aquellos también.

La policía de Bruselas espera una gran manifestación para hoy y avisa de que habrá algún caos circulatorio. Pero nada más. Res mès. Porque nosotros no destrozamos mobiliario urbano, ni aporreamos a la gente, ni rebuznamos por las calles, ni vomitamos en los portales como los patriotas franquistas. Hoy habrá también muchos niños porque en Bélgica, además, la policía no apalea vandálicamente a los ciudadanos pacíficos ni siquiera cuando reclaman algo que moleste a los gobernantes.

Hoy será un día grande, inolvidable, único, un hito en el camino de Catalunya hacia la libertad, la independencia, la República, previo al 21D en el que, como sabemos todos, hasta los mercaderes de los sondeos que venden sus mentiras demoscópicas a sus amos en los medios siguen inventándose resultados estrambóticos por si aun fuera posible engañar a la gente a ver si vota a las Arrimadas cargadas de odio, los Albioles cargados de brutalidad y los Icetas, cargados de cobardía. El frente del 155 de la llamada Constitución española, un texto que nació muerto y lleva 40 años hediendo.

Del otro lado acto solemne y protocolario de la clase política hispana en la Carrera de San Jerónimo, con asistencia de toda la purrela de políticos. Faltaron los de Podemos, pero no porque se hayan negado a este aquelarre de cortesanos y reaccionarios zombies sinbo porque, habiendo perdido el trasero para formar parte de la comisión de celebración del 40º aniversario, los demás los han rechazad.7 ¡A ellos! Nada menos que a ellos, cuyo concepto de sí mismos es tan alto que solo ellos lo vislumbran.

Los cortesanos en los corrillos fingían ignorar su falta de dignidad y entereza y hacían como si se tomaran en serio una reforma de la Constitución en la que ni ellos creen. Los más tontos han echado cuentas y visto que otras Constituciones de otros Estados se han reformado muchas veces. ¿Por qué no la española? Ni se les ocurre la respuesta evidente: porque son Estados de verdad y Constituciones de verdad y no estos remedos franquistas que solo se tienen de pie porque nadie se atreve a cuestionarlos ya que, cuando sucede, como se ve en Cataluña, el fascismo inherente al sistema de la III Restauración se hace presente por la vía de la dictadura, el abuso y la represión sostenido directamente por el PSOE e indirectamente por Podemos.

Como si no supieran que la Constitución y el Estado que dice regular son irreformables, cuando lo saben de sobra. Y la prueba es que ya barajan la posibilidad de nuevas elecciones en el Estado en las que todos estos inútiles, los Sobresueldos, los Sánchez, los Iglesias, los Riveras, quieren seguir presentándose porque, entre otras cosas, no tienen nada mejor ni más útil ni menos regalado que hacer.

Y así es. Hasta el Sobresueldos dice que volverá a presentarse sin que nadie rechiste, nadie tenga el valor de decir que no, que no es de recibo que un tipo cobrador de sobresueldos ilegales durante años, al frente de una banda de ladrones que ha esquilmado el país y lo ha destruido debe abandonar la política y presentarse ante el juez (a ser posible uno que no le deba algún favor) junto a sus cómplices.Y menos que nadie un pueblo sumiso y servil al que ha robado, dejado sin empleos, sin pensiones, sin subsidios de desempleo, sin sanidad ni educación públicas, sin ayudas a los dependientes. Un pueblo que ya le dio una mayoría absoluta y podría volver a dársela.

Un país esquizofrénico, desde luego: una parte lucha por la libertad y la dignidad y se va a celebrarlas al extranjero para no ser reprimida y la otra celebra la tiranía, la represión y la dictadura en el corazón mismo de unas instituciones podridas.

dimecres, 6 de desembre del 2017

Sigue el viaje

Seguimos camino de Bruselas. Viaja con nosotros mi amigo Paco, colega desde los lejanísimos tiempos del colegio y otro irreductible. Nos prestó su casa para pasar la noche un amigo suyo, catalán/francés que, por cierto, es contrario a la independencia de Cataluña. Hijo de un anarquista aragonés que hubo de cruzar los Pirineos en 1939, tras el hundimiento del Norte en la guerra de las guerras que ha hecho y deshecho la España contemporánea, se siente muy catalán y también muy español. Pero nos dio alojamiento de mil amores.  Un gran y genial hombre. La carretera Burdeos-París en la niebla más densa. Los elementos no nos son favorables, pero tendrán el mismo efecto que las tarascadas judiciales de la bestia fascista española, tratando de impedir el nacimiento de la República catalana.

En España, según parece, besamanos parlamentario para celebrar la Constitución hablando de reformarla. El Sobresueldos dice que piensa presentarse en las próximas elecciones porque "no ha hecho nada malo" y nadie, nadie, nadie, ni allí ni en los medidos ni en parte alguna en este país de siervos se atreve a decirle que un tipo que estuvo cobrando sobresueldos en B durante años, producto de la corrupción, que ha amparado a todos los delincuentes y presuntos delincuentes peperos que obligan a los jueces a hacer horas extraordinarias es un sinvergüenza que debiera estar inhabilitado para todo cargo público. No ya presidente; ni sereno de noche debiera ser este pájaro.

El resto de los políticos palaciegos, celebrando la efeméride con gazmoñerías de sacristía política. Ayer abrieron generosos las puertas de esa casa de infamias a la humilde plebe y hoy se reúnen ellos, la élite (incrementada con la juvenil sangre de los de Podemos), a felicitarse por seguir cobrando una pastuqui por no hacer literalmente nada. 

En Bélgica ha quedado ya claro el cachondeo del maridaje español entre unos gobernantes franquistas y unos jueces sumisos. Estos han tenido que tragarse la euroorden porque la respuesta iba a ser negativa, quedando el Estado español como lo que es: una farsa de Estado, regido por un partido de delincuentes que la prensa, empezando por el grupo Prisa, llama Estado de derecho contra toda evidencia. Ahora dice que la retirada de la petición es estrategia judicial para juzgar luego a los prófugos (así los llama el portavoz de discoteca del PP, Hernando) como si el público fuera idiota: si retirar la euroorden era el paso necesario para "juzgar" a Puigdemont en España, ¿por qué se presentó en primer lugar? ¿Para no juzgarlo? Hasta para engañar y mentir es preciso disponer de alguna neurona, aunque sea de alquiler.

Mañana Bruselas, Bélgica, Europa serán el centro de la atención mundial, cuando una marea humana exija el respeto a los derechos civiles y políticos democráticos que la banda de ladrones en el gobierno de España, con sus siervos de la oposición, PSOE y Podemos no respeta. De Podemos y, según mis noticias, de boca de Monedero, ha salido otra vez la infamia de hacer paralelismos entre ETA y el independnetismo que es esencial, radical, inherentemente no violento y pacifista. Según el plantel del teóricos teóricos tan abundantes en España, los independentistas son fascistas, catetos, palurdos, nazis, hdlgp, taridores, terroristas, etc. Y ladinamente etarras, según parece.

Cruzando el Loire tengo claro ya que la independencia de Cataluña será el fin de este Estado franquista corrupto y fallido, de su gobierno de presuntos delincuentes y de su oposición servil.

Una euroorden de ida y vuelta

Palinuro lleva una temporada diciéndolo: estos no saben en dónde se han metido. Su prepotencia franquista a la par que su ignorancia y su odio a la democracia los ha llevado a una situación sin salida que va a acabar en catástrofe... para ellos y sus apoyos, el PP, el PSOE, C's, Podemos, el conjunto del régimen de la IIIª Restauración. Espero que nadie se me escandalice aun si incluyo a los podemitas entre esta peña. Su idea (como siempre, plagiada, esta vez de la derecha) de que el independentismo ha "despertado" a los fascistas españoles y su comparación de los indepes con ETA ya han dejado clara la estofa reaccionaria española de que están hechos.

Ya pueden los medios gubernamentales, estilo El País y sus intelectuales orgánicos e inorgánicos hacer gorgoritos con el Estado de derecho. Un país con presos y exiliados políticos, autoridades intervenidas, población apaleada, partidos hostigados, provocadores amparados por los poderes, censura de los medios de comunicación, violación sistemática de derechos civiles y políticos no es ni podrá ser jamás un Estado de derecho. Es una dictadura y una dictadura típicamente española que está haciendo el más feroz ridículo en toda Europa.

Ayer, tras recoger a los críos en el cole nos pusimos en camino hacia Bruselas para participar en lo que no tengo duda será una manifestación gigantesca en la capital belga a favor de los presos y exiliados políticos. Mal tiempo, niebla en el 95% del recorrido. Pero lo hicimos encantados, animados por las noticias que llegaban sin parar: riadas de catalanes camino de Bruselas en coches particulares, trenes, autobuses, vuelos charter fletados. Las fuerzas de ocupación en Cataluña se emplearon a fondo para reprimir en lo que pudieron esta riada humana que mañana concentrará la atención del mundo sobre las condiciones de lucha de un pueblo por su libertad. Lucha contra un Estado franquista, dictatorial, sin división de poderes , con el apoyo de unos partidos parlamentarios y sus millones de votantes todos ellos franquistas en lo que a Catalunya se refiere. Registraban coches en la frontera contra toda legalidad, requisaban banderas sin permiso alguno, torpedeaban lo que podían, obligaron a cancelar dos vuelos charter desde Reus. Hicieron lo imposible por boicotear el acto de mañana y así poder decir que solo hubo cuatro gatos en la Plaza Grande de Bruselas, como si se tratara de una manifa de esspañolistas en Barcelona.

Pero el tiro les había salido por la culata ya a la caída de la tarde. No quedaban habitaciones libres en Bruselas ni en ningún hotel, fonda, figón o ventorrillo a 50 kilómetros a la redonda y, según llegamos a Burdeos, en donde paramos para hacer noche, tuiter traía ya las primeras fotos de la Plaza Grande abarrotada de apoyos y solidaridad con los indepes encarcelados y exiliados.

Eso es lo que los fascistas españoles y sus siervos de la supuesta izquierda jamás entenderán: gentes de toda condición y posición, gente de todas clases, profesionales, trabajadores, becarios, jubilados, que nos hacemos 3.000 kilómetros en medio del frío en un puente pagándonoslo de nuestro bolsillo para defender una causa política. Jamás. No lo entenderán jamás. Ni ellos ni sus siervos de la izquierda. Seguirán vertiendo odio y veneno a tantos euros el ladrido en los medios de comunicación que monopolizan y con los que mienten a mansalva; seguirán inventándose conjuras, egoísmos; seguirán intentando enfrentar a los indepes entre sí; seguirán insultando a sus dirigentes, llamándolos cobardes, traidores, etc. Pero no podrán evitar lo que es inevitable porque es casi un movimiento de la naturaleza: todo un pueblo en marcha por su libertad y su dignidad. Es pueblo que votó el 1/10 bajo una lluvia de porrazos, el que está movilizado por sacar a sus representantes de las garras de la represión; ese pueblo que lleva años dando un ejemplo de civismo, democracia y sentido de la libertad y la dignidad. Donec Perficiam.

Y no quiero ni mencionar a los pobres diablos unionistas que en Catalunya se presentan a las elecciones con el hierro infamante del colono en el cogote, los Icetas, Arrimadas, Albioles, que van a quedar reducidos a su auténtica pigmea dimensión el 21D. No merecen la pena.

La pena la merecen esos jueces que acaban de protagonizar la penúltima peripecia de la justicia de Peralvillo que pasa por administración de tal en España. Advertido el gobierno del Sobresueldos por vía diplomática de que la justicia belga negaría la extradición de Puigdemont porque no aceptaría entregarlo a un país como España, a la cola de Europa en independencia judicial. Un país en donde hay jueces como nuestra Concha o Enrique López, condenado por conducir beodo o la juez Lamela, capaz de encarcelar a la gente por sus ideas políticas, sin fundamento jurídico alguno, o el ex-presidente del Constitucional, Pérez de los Cobos, militante de un partido fundado por un ministro de Franco. 

La gente en Europa no es tonta ni se la puede chantajear como en España ni engañar con la bazofia que dan en los medios de comunicación del gobierno (todos), ni amedrentar con bandas callejeras de matones. Así que, para no hacer un ridículo espantoso de quedar ante Europa como lo que realmente es, una dictadura de neofranquistas corruptos, el gobierno decidió retirar la euroorden que la jueza Lamela había labrado atribuyendo a Puigdemont comportamientos que no son delito en Bélgica o inventándose los que sí pudieran serlo. Es tal el abuso de esta euroorden que los jueces belgas están estudiando la posibilidad de acusarla de perjurio. El gobierno la dejará caer porque ya ha conseguido lo que quería, esto es que el supremo avoque la causa de sedición, rebelión, etc y, de esta manera, cumpla su función de renunciar a la euroorden, antes de que el desastre sea mayor.

Hay que reconocer la gran colaboración que presta la prensa, El País por su lado, Público, por este, tratando de hacer ver que la retirada de la euroorden es una astuta estrategia del Supremo para no sé qué fines procesales cuando no es otra cosa que una vergonzosa claudicación antes de quedar en evidencia como una judicatura sumisa a las directrices políticas de los mandatarios.

Ni estos ni los complacientes jueces han calibrado las consecuencias de este nuevo disparate jurídico porque su reaccionarismo no les deja verlo. O Puigdemont ha cometido un delito (presunto, claro) o no. Si lo ha hecho, procede la euroorden y esta no puede retirarse sin prevaricar. Si no lo ha hecho, la jueza Lamela debe ser llamada a responsabilidad y correspondientemente sancionada. Pero hay más: siendo esto así, ¿por qué siguen los dos Jordis, Junqueras y Forn en la cárcel? ¿Hay algún modo de justificar esta desigualdad y evitar que se concluya que estos presos son presos políticos?

No lo hay y, todavía peor, la insistencia del juez del Supremo de que Junqueras y sus compañeros sean sinceros y convincentes en sus declaraciones de acatamiento a la Constituciòn es repugnante, inicua e inquisitorial porque abandona el terreno objetivo del derecho para entrar en el muy subjetivo de las convicciones del preso y del juez. ¿Qué es "convincente" para un hombre que, por ejemplo -y no me estoy inventando nada- considera que la unidad de España (asunto contingente) está por encima de la justicia?

Definitivamente, la banda del PP, que los propios jueces consideran una asociación para delinquir y su jefe el Sobresueldos, no saben en dónde se han metido.

Lo verán hoy y mañana, cuando todas las televisiones del mundo menos las españolas den cuenta de la manifestación de un pueblo en defensa de sus libertades, su dignidad y sus representantes legítimos.


Falsas banderas

El artículo de Palinuro en elMón.cat de hoy, titulado Banderas falsas. No hace falta entretenerse mucho en la introducción porque todo el mundo sabe de qué se habla: de las provocaciones de los fascistas que estos tratan de hacer pasar por atentados independentistas para extender la especie de que el independentismo es violento, criminal, asesino y poder justificar así la acción, esa sí, criminal, de un Estado regido por delincuentes. Los últimos casos son obvios: unos muñecos colgados en un puente al estilo mafioso mexicano y que los fascistas de la Societat Civil Catalana tratan de enjaretar a los demócratas; un supuesto atentado a un domicilio privado en cuyo balcón lucía una bandera borbónica: otra mentira montada por las mismas "víctimas", ultraderechistas, matones y provocadores españolistas a quienes Espejo Público dio pábulo con el fin de engañar a la población y a quienes llamó el Sobresueldos con ridículas palabras de consuelo. Los dos, Espejo Público y el Sobresueldos sabían que estaban engañando a la gente. Pero los dos también viven de eso.

El artículo avisa de que gente que provoca y atenta con bandera falsa hay mucha más. No son solo los matones y chulos fascistas sueltos por las calles con el beneplácito de las autoridades "democráticas". Hay más. En el artículo se identifican los siguientes: el Estado español, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, el gobierno, los jueces, los partidos unionistas, los periodistas a sueldo del poder, los intelectuales, los expertos que negaron el expolio fiscal de Catalunya y el pueblo español, que en el colmo de la estupidez grita "a por ellos", como si ese "ellos" no fuera también él.

Aquí la versión castellana.

Banderas falsas

En los últimos tiempos se han visto varios casos de atentados e incidentes de falsas banderas: provocaciones, delitos, agresiones realizados por elementos de una ideología, normalmente franquistas o fascistas si es que hay alguna diferencia, con el fin de cargar su responsabilidad a los de otra, normalmente demócratas o independentistas. Cometidos los delitos suelen ser las organizaciones españolistas o de extrema derecha, si es que también hay alguna diferencia, las encargadas de “denunciarlos” o explotarlos mediáticamente.

Pero ¿son solo los elementos franquistas o fascistas, aparentemente incontrolados, los responsables de estos atentados?

En absoluto. El Estado español y todos sus poderes se ha convertido en un Estado de falsa bandera que sostiene una guerra sucia en contra de una parte de su población. Para ello se vale de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, como hizo con la llamada “operación Catalunya” del ministerio del Interior, cuya responsabilidad no ha podido investigarse hasta el final gracias a la labor de encubrimiento que hacen el PP, C’s y el PSOE.

Falsa bandera es también cuando los miembros de estas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, funcionarios armados, vestidos de paisano (o sea, camuflados) participan en agresiones callejeras a demócratas e independentistas, tratando de sembrar el miedo en el espacio público.

Igualmente falsa bandera es que un gobierno compuesto por gentes acusadas de cobros ilegales o directamente reprobadas, actúe sin límite ni control gracias al artículo 155, es decir como una dictadura de hecho que lleva su infamia al extremo de pretender que países extranjeros, como Bélgica, recorten la libertad de expresión de sus residentes porque a ellos les molesta.

Falsa bandera usan unos jueces que no merecen nombre de tales, pues actúan al mandato del poder político, encarcelando ciudadanos acusados de delitos imaginarios o persiguiendo a otros en el extranjero con acusaciones falsas que ellos mismos, en el colmo de la ignominia, se ven obligados a retirar.

Falsa bandera es que los partidos unionistas que abusan de su situación de privilegio en Cataluña mientras los independentistas tienen a sus dirigentes en la cárcel o el exilio, anuncien su entrada en campaña al grito de “a por ellos”, claramente agresivo y vandálico; o que otros, como el PSC, se hagan pasar por demócratas, mientras denuncian comportamientos de la gente (como los lazos amarillos) ante órganos ilegales que actúan ilegalmente en base al 155, como la Junta Electoral Central; o que otros, como Podemos, aduciendo finalidades revolucionarias, hagan al independentismo catalán culpable del fascismo en España, un fascismo que ellos son incapaces de combatir, si es que lo han intentado alguna vez.

Falsa bandera llevan los periodistas al servicio de la dictadura del 155 que, como los de programa “Espejo público”, dan pábulo a las mentiras de la extrema derecha españolista y difunden patrañas como la del incendio de la casa en donde había una bandera española, sabiendo que son provocaciones con ánimo de incitar a la violencia represiva.

Falsa bandera enarbolan los intelectuales que, sentando plaza de equidistantes, dan por buenas y reproducen todas las mentiras propagandísticas del unionismo mientras silencian o ridiculizan las declaraciones independentistas o niegan la voluntad democrática de un pueblo reiterada y pacíficamente demostrada.

Falsa bandera la de quienes, habiendo negado durante años el expolio fiscal de Catalunya por el Estado y hoy, cuando la Generalitat está intervenida y se ven obligados a dar los datos reales, reconocen que, en efecto, el déficit fiscal de Catalunya es de 16.000 millones de €, como decían los independentistas, pero tratan de ocultarlo y de no reconocer su mentira ni de explicar qué piensan hacer para corregirlo.

Falsa bandera la del pueblo español en su conjunto cuando grita “a por ellos”, jaleando las fuerzas de represión, sin darse cuenta de que está ensalzando y jaleando la represión que se ejerce sobre él y su propia falta de libertad y dignidad.

Frente a la enorme falsa bandera en que se ha convertido el Estado español que debiera haber sido expulsado ya del Consejo de Europa por no ser un Estado de derecho, es preciso enarbolar la bandera auténtica del derecho de los pueblos a la libertad, la autodeterminación y la independencia.

Y votar en consecuencia el 21D.

dimarts, 5 de desembre del 2017

La revolución catalana y las elecciones

Acaba de arrancar la campaña electoral del 21D en condiciones de excepcionalidad. Las propias elecciones, impuestas de modo ilegítimo e ilegal por un gobierno  corrupto, sin más autoridad que la que le da el uso de la fuerza, son excepcionales. Todo aquí es excepcional. Cataluña entera está intervenida, ocupada y sometida a la arbitrariedad del artículo 155, con el que el bloque nacional español (PP, PSOE y C's a los que se suma hipócritamente Podemos) pretende impedir, extirpar, la revolución catalana en marcha. Unos, las derechas, lo hacen por convicción reaccionaria tradicional; los otros, las sedicentes izquierdas del PSOE y Podemos, porque no pueden tolerar una revolución democrática y republicana en Cataluña ya que esta pone de relieve su carencia de proyecto político propio no solo para Cataluña sino para España. Y, si ellos no son capaces defender sus teóricos objetivos, los saca de quicio que los catalanes lo hagan por su cuenta.

Aparte del juego sucio que el Estado lleva años practicando en contra de Cataluña, la excepcionalidad de estas elecciones se ve en la desigualdad de las condiciones de participación. Todos los candidatos de las formaciones unionistas tendrán libertad de expresión y movimiento; los independentistas de JxC y ERC, no, ya que algunos de sus candidatos están en el exilio o en la cárcel, privados de sus derechos en cuanto presos y exiliados políticos. Son unas elecciones con handicap para una de las partes y sin que las otras -excepción hecha de la CUP- pongan de manifiesto esta desigualdad, este juego sucio, este abuso, pensando que sacarán ventaja de ello porque son (PSC, C's y PP) ventajistas de la derecha.

Pero estas elecciones no dependen tan solo de la actividad de los partidos políticos (y de los poderes del Estado y medios de comunicación unionistas), sino, sobre todo, de la movilización de la gente en Cataluña en defensa de sus dirigentes a instituciones. Los represores del 155 pensaban que encarcelar a los dirigentes indepes no tendría coste más allá de una semana de movilizaciones. Llevamos un mes y las movilizaciones de todo tipo en favor de los presos no solo no se han apagado, sino que han aumentado. Era evidente, salvo para los franquistas del gobierno y sus secuaces, que la represión sería acicate de la acción revolucionaria. Y así ha sido.

Presionado por el gobierno y las circunstancias, el Tribunal Supremo no ha tenido más remedio que hacer un gesto, liberando a seis de los encarcelados y manteniendo otros cuatro en prisión. Un síntoma de debilidad y mala conciencia porque ahora está claro que, además de presos políticos, los consellers son rehenes del Estado español. El abismo inquisitorial en que se hunde la justicia queda de manifiesto leyendo sus razonamientos "jurídicos", según los cuales, los presos no han acatado de modo convincente la Constitución y el 155. Se les mantiene, pues, la condena por sus convicciones.

Acatar la Constitución puede ser un requisito para ocupar un cargo público (y aun así), pero no para ejercer los derechos de ciudadanía, libertad de expresión y de circulación. Nuestros derechos civiles y políticos no pueden depender de que se acate la Constitución y mucho menos de que se haga de "modo convincente" a juicio de un inquisidor cualquiera. Ni la propia Constitución lo exige. Esos hombres están presos por sus ideas. 

Y esa barbaridad es la que apoyan el PSOE, que lleva su servilismo a denunciar los símbolos del lazo amarillo, y Podemos que recurre el 155 ante el Tribunal Constitucional pero se declara equidistante entre carceleros y encarcelados.

La última moda en golpes bajos dialécticos se da con la afirmación de que el independentismo catalán ha despertado el fascismo español. La mala baba de semejante razonamiento tiene tres puntos muy esclarecedores:

1º) si no hubiera independentismo, el fascismo español continuaría "dormido" y el PSOE y Podemos podrían obtener algunos réditos para seguir tirando en mitad de esta podredumbre del Estado fallido de la III Restauración y repartiéndose prebendas, siendo cooptados en un Estado que es, de hecho, una dictadura que ellos aceptan.

2º) de lo anterior se sigue que, según estos estrategas de la izquierda domesticada y la supuestamente indómita, lo mejor es que se acabe el independentismo. Y con el independentismo, la revolución democrática catalana y, sobre todo, la opción republicana que deja bien claro cómo los partidos españoles, en realidad, son monárquicos. 

3º) contra toda evidencia, se distingue entre fascismo y gobierno. Es claro que los ministros, los jueces, los curas y los tertulianos a sueldo no van con esvásticas tatuadas ni cadenas ni puños americanos. Por supuesto. Esos los llevan los que obedecen sus órdenes o mandatos. El fascismo bestial invade las calles y se siente amparado por los discursos de todos los poderes del Estado, todos situados en la extrema derecha, desde el monarca hasta los periodistas apesebrados, pasando por los ministros, los políticos o los jueces a su servicio.

En efecto, las elecciones, en sus condiciones de excepcionalidad, son un hito en la revolución catalana en marcha que ha puesto de relieve a los ojos del mundo el fascismo estructural de la monarquía española. 

Y se verá el 21D por muchos sondeos con que el frente demoscópico del 155 bombardee a la opinión pública, tratando de orientar el voto de los catalanes a la sumisión y la indignidad.

Donec Perficiam.

dilluns, 4 de desembre del 2017

Podemos también es del bloque nacional-español

Llevaban tres años mintiendo, trampeando, contando trolas a ver si conseguían mantener la ambigüedd del oportunismo: no aplaudir el independentismo, cosa que resta votos en España, pero tampoco oponerse a él, cosa que resta votos en Cataluña. Y así, queriendo ser simpáticos a todo el mundo, han conseguido que nadie se fíe de ellos/ellas.

Los que iba a asaltar los cielos no llegan ni a tertulia de barrio.

Ya el primer desembarco en Cataluña, en distrito castellanohablante, Pablo Iglesias pedía a los votantes que se acordaran de sus abuelos, mostrando así no solo una profunda ignorancia de lo que es Cataluña, sino la mala voluntad de tratar de dividir, fracturar la sociedad catalana. Luego es esta gente la que acusa al independentismo de enfrentar a unos catalanes con otros.

Más tarde, alguien debió de soplar a Podemos que, si querían que la gente de izquierda se tragara sus plúmbeos discursos, debían simular algún tipo de simpatía por el independentismo, hacer alguna concesión porque se les notaba demasiado el viejo odio nacional-español a lo catalán; su arrogancia, disfrazada de consistencia teórica inexistente; su desprecio, arropado de interés condescendiente por lo periférico; su profunda envidia ante una sociedad bilingüe y con una cultura política muy superior a la suya y a la de ellos mismos. Por eso acabaron descubriendo lo del reférendum pactado, que venía a ser la fórmula para combinar el reconocimiento del derecho de autotederminación de los catalanes, que nadie de izquierda puede negar, con su entrañable nacionalismo español. El truco era pedir referéndum de autodeterminación, pero pedir el voto "no".

Era un paso en relación con la cerrada oposición del bloque de la derecha (PP, PSOE y C's), pero no sonaba auténtico, por no decir que se pasaban de listos con lo que Torcuato Fdez. Miranda llamaba una trampa saducea: queremos un referéndum pactado de autodeterminación pero, como no hay ninguna posibilidad de conseguirlo porque el bloque nacional-español (luego "bloque del 155") no lo aceptará jamás renunciamos a todo referéndum y esperamos a que pueda pactarse, ad calendas graecas, naturalmente. Entre tanto, "no" al referéndum unilateral y que los catalanes traguen el estatus colonial que les aplica la derecha franquista. 

Ni DUI ni 155. Ni Franco ni Carrillo, no nos moverán. Y no se movieron. Pero, ante tanta indeterminación, tanto esquinazo, tantos engaños y embustes, un partido hecho de aluvión de oportunistas empezaba a acusar las grietas de los zarandeos en la polémica política. Sus líderes hablaban mucho, todo el día en las radios y las teles, algunas de las cuales casi parecen suyas, con exclusión de quienes discrepen, pero no conseguían remontar fortuna electoral que, al contrario cada vez muestra la tendencia evidente a situar a Podemos exactamente en la proporción de voto que sacaba Anguita con IU porque, en definitiva, su melopea teórica es la misma, pero su garrulería tiene harta a una gran parte del electorado. Basta con ver cómo hace años que Iglesias es el líder político peor valorado; a veces, peor que Rajoy. Imaginen.

Escisiones, divisiones, polémicas, fracturas, habituales en esta izquierda neocomunista y fariseamente jacobina, todo había que camuflarlo bajo el espíritu de unidad fingida. Hasta que el partido se dividió en Cataluña entre un sector de gente de izquierda con Dante Fachin, capaz de entender el sentido del voto independentista y los marrulleros de la autodeterminación pactada, del "echemos primero a Rajoy y luego proceso constituyente" y similares argucias. Podemos  veía disminuir su fuerza en todos los frentes: en Cataluña gana el independentismo -único factor de izquierda capaz de hacer oposición al gobierno y cuestionar el Estado español de la III Restauración- y en España gana el nacionalcatolicismo con la ayuda del PSOE. Para disimular dice Victoria Camps que el nacionalismo no es de izquierda porque la izquierda es internacionalista para lo cual pone a la supuesta izquierda del PSOE al servicio del nacionalismo neofranquista del PP y pasa por el alto la evidencia absoluta de que, si por internacionalismo hemos de entender lo que ella entienda, es obvio que se puede ser nacionalista (ella es nacionalista española) e internacionalista.

La tensión y progresivo declive electoral de las otroras rutilantes estrellas televisivas podemitas, obligó a dar un golpe de timón en los enunciados del partido. Y de hacerlo a toda prisa antes de que Carolina Bescansa, habiendo enarbolado el pendón del patriotismo ibérico, al grito de ¡Viva España!, acabe desplazando al puñado de oportunistas que ahora forman la dirección. Un ¡Viva E·spaña! al que en la calle hacen ya eco fraterno los rebuznos de las bandas de matones de extrema derecha amparadas por los gobernantes, por todos ellos en todos los poderes del Estado, cuando no compuestas por ellos mismos. Sí, esas bandas que dicen los morados que "despiertan" con lo que admiten que estaban dormidas (que no es verdad tampoco) pero estaban.

Afán de supervivencia y nada más es lo que hay detrás de esas declaraciones de Iglesias revelando el verdadero fondo nacionalista español del taimado oportunismo del referéndum "pactado" de autodeterminación. Otra vez se formula el argumento del maltratador, del fascista, del que echa la culpa de la agresión al agredido, del triunvirato del Sobresueldos, Sánchez y (Primo de) Rivera.

Son los independentistas los que han provocado el ascenso del fascismo en España. ¿Hacía falta montar este andamiaje de la "verdadera" izquierda del más viejo paleocomunismo para acabar coincidiendo con las derechas más retrógradas y sí, ellas mismas fascistas y esta detestable, hipócrita conclusión? Es de esperar que en la próxima manifa de españolistas de Vox, Democracia Nacional, DENAES, SCC, grupos nazis, gentes del gobierno, gentes de la oposición diz que socialista, y chulos, matones y pistoleros "incontrolados", hable también alguno de Podemos para dejar bien sentado que en España nadie puede discutir nada de la organización territorial del Estado porque el fascismo que es inherente al régimen de la IIIª Restauración se hará patente, como se ha hecho ya, ocupando militarmente Cataluña.

Pero esperen ustedes, que esta hipocresía, este engaño seudoizquierdista de unos españolazos (muy "internacionalistas", claro) no acaba ahí. Podemos, el gran azote de la traidora Transición española, de las concesiones de la izquierda a una derecha agresiva, dice por boca de su parlanchín dirigente que esto de Cataluña es muy "complejo" (como decían las izquierdas durante la transición), que las heridas tardarán años en "cicatrizar" (suena, ¿eh?) y que él y los suyos, proponen... la reconciliación de los catalanes.

Atención, Catalanes, sobre todo los "humildes" (sic) que estos gallardos mozos van a reconciliaros para hacer una "segunda transición", esta, sí, fetén, porque ellos mandaarían.

diumenge, 3 de desembre del 2017

Las cosas de Rajoy

La capacidad de comunicación de Rajoy es equivalente a la de las farolas. Siempre es difícil saber de cierto de qué habla, aunque quepa intuirlo. Por ejemplo, ¿qué quiere decir exactamente que las cosas vayan mejor? ¿Qué son las cosas?.

Si se refiere a la situación procesal de su partido, sus dirigentes y él mismo, es difícil decir que las cosas vayan mejor. El PP, partido que preside, está imputado como tal organización presuntamente delictiva. Es una situación que carece de precedentes. Un partido presuntamente delincuente, compuesto por delincuentes también presuntos, empezando por él mismo, que es el jefe y no presunto.

Si se refiere a las cuestiones económicas, en las que suele regodearse, hablando de un futuro brillante de PIB y algunos conceptos escurridizos como "crecimiento", "estabilidad", y otras monsergas, las cosas pintan negras: su gobierno ha saqueado el fondo de las pensiones, ha llevado la deuda pública por encima del 100% del PIB, el déficit no desciende y a partir de enero, el BCE parece dejar de comprar deuda española. El panorama es tremendo, con la prima de riesgo otra vez en el punto de mira y con el hacha del 135 sobre los escasos dineros que esta pandilla de buitres ha dejado en el fondo de los cajones.

Parece, mejor visto, que se refiere a las cosas de la política. En una comparecencia en Cataluña, previa a la campaña electoral, se trata de lanzar mensajes favorables a la propia posición. No tanto de calibrar expectativas electorales  que siguen siendo muy pobres, como de justificar medidas, criterios, en definitiva, ideas. La batalla es contra el independentismo como palabra y obra. Es una batalla ideológica en la que ya están metidos los jueces de hoz y coz. 

Que las cosas están mejor gracias al 155 se mide en dos o tres hechos: la Generalitat ha sido intervenida, de hecho no existe y Catalunya se gobierna desde Madrid; medio govern  está en la cárcel y el otro en el exilio y la Junta Electoral Central canaliza la represión del independentismo en la campaña electoral; el aparato del Estado funciona a pleno reprimiendo toda manifestación del independentismo. Es una dictadura de hecho y por eso el presidente de un partido fundado por un ministro de Franco considera que "las cosas están mejor". 

Frente a esta situación de dictadura de hecho, la irrelevancia de la oposición parlamentaria es patética. Tanta que un gobierno en minoría actúa como si contara con una mayoría absoluta. En realidad, lo hemos dicho a menudo, la única oposición real en España ha sido hasta la fecha y sigue siendo hoy de carácter territorial/nacional; es Catalunya. 

Y eso provoca, como es evidente, tal trastorno estructural del sistema parlamentario monárquico posfranquista que la única forma que tiene este de sobrevivir es suspendiéndose a sí mismo, anulándose (dice que transitoriamente, pero no dice qué plazo) a través de una norma de dictadura. ¿Acaso no forma el Estatuto de Autonomía de Catalunya, hoy suspendido, como intervenida está la autonomía, parte del llamado "bloque de constutucionalidad", según doctrina del Tribunal Constitucional? Al intervenir y ocupar Catalunya, la Constitución está interviniéndose y ocupándose a sí misma. Todo el sistema de la III Restauración está en suspenso.

Hasta el 21D. En esa jornada electoral que es un referéndum con el acuerdo del Estado, precisamente lo que este había intentado evitar a toda costa, se decidirá la escabrosa cuestión del futuro de la relación entre España y Catalunya. Obsérvese que no hay un compromiso explícito del Estado de respetar el resultado, como sí lo hay del independentismo. Al contrario, ese Estado ha insinuado e incluso más que insinuado, que un resultado contrario a su parecer no se respetará.

Por eso es imprescindible una alta participación el 21D. La distancia entre el independentismo y unionismo debe aumentar tanto que sea insostenible ante la comunidad internacional no respetar el resultado. 

dissabte, 2 de desembre del 2017

El Estado de la nación

Todo el mundo sabe que El jueves es una revista de política ficción que nada tiene que ver con la realidad. Eso de que en España diluvie la mierda (otros, más finos, la llamamos ñorda) es una invención de jóvenes mentes calenturientas.

- "Hágame caso, don Harpagón, son mentes delirantes. El director de ese pasquín, Guillermo Martinez-Vela está imputado por injurías a la policía

- "Pues ¿qué ha dicho, don Sigfrido?

- "Que la presencia de la policía había acabado con las reservas de cocaína en Catalunya"

- "¡Qué barbaridad! Pero, ¿acabado a lo bestia, como el gobierno ha acabado con la hucha de las pensiones?"

- "Tal cual, amigo Harpagón. Acostumbran a hacer mofa de la pareja real. Los tribunales los condenan, como debe ser en todo Estado de derecho en que la ley te protege por igual, aunque seas el Rey."

- "Como debe ser. Por eso han condenado también a Urdangarin. Aquí no se hacen distingos ni se toleran provilegios, don Sigfrido."

- "Por supuesto. "El Jueves" solo trata de vender ejemplares a base de inventarse escándalos y mancillar la imagen de la patria."

- "Menos mal que esta nada tiene que ver con ello. España es un Estado de derecho ejemplar, en el que nadie está por encima ni fuera de la ley, donde el que la hace la paga, los gobernantes dan cuenta de sus actos, la democracia funciona, los derechos se respetan, la corrupción se combate, el gobierno y la oposición son tan ejemplares que el uno sirve de modelo a la otra y viceversa. En fin, qué voy a contarle, amigo Sieg Heil. La prueba, en los hechos: a ver, echemos una ojeada a un día cualquiera de la vida nacional, en la dulce gobernanza del imperio de la ley. Por ejemplo, ayer. Léame las noticias."

- "El PP será juzgado por borrar los ordenadores de Bárcenas para destruir pruebas de la caja B. No es mala noticia, ¿eh, don Harpa? El partido del gobierno será juzgado por lo penal. El partido cuyo presidente (y antes secretario general y antes tesorero y antes chico de los recados) es también el presidente del gobierno, a su vez acusado de cobrar sobresueldos de esa caja B que se juzga. Cualquiera diría que esto es insólito..."

- "¡Bah! No sea ingenuo, amigo Sigfrido, lo que eso prueba es la división de poderes en España. A rajatabla, le digo: los jueces cumplen con su función porque son independientes."

- "Bueno, parece que la sala de la Audiencia Nacional presidida por nuestra querida Concha ha dado boleto al juez que pidió la comparecencia del presidente."

- "Claro, hombre, lo cortés no quita lo valiente. Los jueces son independientes y agradecidos. Ande, pase a otra noticia cotidiana."

- "Una genial: Francisco Camps, imputado en el caso de la Fórmula 1. Este es el de los trajes a medida y las mayorías absolutas. El alter ego de Rita Barberá con la que se fotografiaba en descapotables al mejor y más moderno estilo de la jet set de los noventa del siglo pasado."

- "¿Lo ve? Políticos populares, conectados con el sentir de la gente sencilla. Esas imputaciones son maledicencias de quienes quieren conseguir en los tribunales lo que no obtienen en las urnas. Y no me entienda usted mal: hablo de nuestras urnas, las legales, no esas urnas satánicas que sumnistró la masonería el 1 de octubre. Los políticos del PP calan en las masas porque salen de ellas, amigo Frido.

- "Como estos dos: La fiscalía pide imputar a Aguirre y Gallardón en el caso Lezo. Otra pareja emblemática. Los Camps/Barberá de la capital. La sandunguera manola y el agrio castizo marcándose un agarrao mientras en torno suyo se producían los casos más alucinantes de corrupción y saqueo que han visto los siglos, en los que estos entran y salen como los villanos en los melodramas o melorrobos."

- "Nada, hombre, no exagere. Asuntos de familia. Verá: como Botella quería ser alcaldesa, pero sabía que no ganaría unas elecciones ni contra un ornitorrinco, se colocó de segunda, después de Gallardón que, a su vez, quería ser ministro. Cosas de todos los días. En el PP somos una familia. Es más, somos el partido que defiende la familia, por eso pusimos a Gallardón en esa trinchera y por eso lo quitamos, porque quería volver a la época más dura del derecho de familia romano. Y en el PP somos conservadores progresistas. Y respetuosos con la división de poderes. El fiscal, independientemente del gobierno, pide imputar a estos dos dirigentes que estarán sin duda encantados de colaborar con la justicia. Basta que lo diga un fiscal...

- "Que ya es valiente, ¿eh, don Harpagón? La profesión de fiscal parece ser tan de riesgo como la de periodista de guerra. Hombre, mire, hablando de guerra, aquí tiene usted otra también normal, cotidiana: Rajoy no sabe por qué quitaron el nombre de un almirante franquista de su calle". Y tan cotidiana. Normalmente, Rajoy no sabe de qué le hablan: no le consta que haya asesinados en las fosas de las cunetas, no sabe quién es Bárcenas, ignora por qué llueve."

- "Usted lo dice, don Coleóptero, business as usual".

- Vale. Ese almirante, Salvador Moreno, militar golpista y ministro de Franco fue el que, desde el Canarias bombardeó en febero de 1937 a la población civil aglomerada e indefensa en la carretera de Málaga a Almería. La desbandá, con 4.000 muertos, notable hazaña militar que Rajoy no puede desconocer siendo residente en esa misma calle, ahora nombrada como Rosalía de Castro. Ya se sabe, entre las armas y las letras, los grandes hombres de Estado eligen las armas, entre otras cosas porque no hace falta hablar.

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Mi abuelo fue a Cuba

Mi amigo Marcel Vilarós ha publicado en forma de libro -y de libro en edición muy maja- su obra de teatro El meu avi va a anar a Cuba ("Mi abuelo fue a Cuba") de próximo estreno en Mataró. Es una pieza magnífica y sumamente actual, al tiempo que de mucho rigor histórico, sobre la guerra de Cuba, las circunstancias sociales de la isla y la peculiar relación de esta con Cataluña. Ya di razón de ella en un post de julio pasado, titulado, Palinuro debuta en el teatro, con motivo de un ensayo de la obra, también en Mataró en el que interpretaba el muy apropiado papel de Valeriano Weyler, el último gobernador militar de la isla. Es el papel que el desenfado de Marcel me ha reservado. Siempre que vaya por Catalunya y coincida con la representación, subiré al escenario a dar los gritos de rigor. El libro viene acompañado de un estudio del historiador Víctor Camprubí, pieza interesantísima que da las claves del contexto histórico en el que se libró aquella guerra y se desarrolla la preciosa historia que ha tejido Marcel. 

Por mi parte, púsele un pequeño prólogo por invitación del dramaturgo que el lector curioso encontrará en el libro en catalán. Se me ocurre que puedo incluir aquí la versión en castellano porque en ella se encuentra mi juicio sobre la obra, con un añadido que corresponde al tiempo pasado desde julio hasta ahora: me identifico con Lluís Claramunt i Rocafort que, habiendo ido a la isla como catalán/español, acabó sumándose a la rebelión cubana. 

El prólogo se títula Menos se perdió en Cuba y dice:

La obra teatral que tengo el honor de presentar no es producto de la casualidad. La casualidad no existe. Todo cuanto sucede, sucede por algo y, si no, hacemos que así sea a base de interpretarlo como nos parezca, pues lo que sucede tampoco sucede si no es a través de nuestra interpretación.

El título de la pieza hace referencia a una vieja habanera muy popular en Cataluña desde comienzos del siglo XX, El meu avi va anar a Cuba, cuya primera estrofa reza: “El meu avi va anar a Cuba/A bordo del Catalá/El millor barco de guerra/De la flota de ultramar.” La narradora de la historia (pues una historia es, narrada a la par que vivida) afirma que la canción está llena de mentiras ya que nada coincide con lo que pasó a su abuelo que sí, se embarcó para Cuba, pero el barco no se llamaba el Català, sino el Monserrat, y no era de guerra, sino un mercante, y otros gazapos. Sin embargo, en realidad, si la canción no fue verdad, se debió a la intervención inesperada del capitán del mercante quien entrega al protagonista los reales necesarios por entonces para librarse del servicio militar, que solo hacían los pringaos. El abuelo embarcó en el Monserrat y no fue a la guerra, pero sí a Cuba. En realidad, a hacer las Américas, afición a la que se entregaban muchos en otros lugares de la Península desde antes de perder el continente pero que había estado sustancialmente vedada a los catalanes desde el inicio de la llamada “aventura de América”.

Con ese ambiguo comienzo arranca la reconstrucción de una historia verdadera en un relato dramático tan sencillo de seguir como refinado y exquisito en su misma estructura. Entre bromas y veras asistimos a un encadenamiento de episodios tan variados en sus contornos que volverían loco a Aristóteles, pues vivimos un periplo, un estructura colonial con sus discriminaciones raciales, una economía sobresaltada por una guerra de liberación que una administración metropolitana tan inútil como inhumana no consigue sofocar y al final, pierde y un desenlace cuyo ingenio corona el acierto de la obra. Trae esta efluvios de la mejor tradición dramática, desde el ánimo burlón de la commedia dell’arte clásica, a la crítica social y pedagogía de las piezas de Brecht. Una obra sobre el pasado y el presente de tres sociedades, la catalana, la cubana y la española a través de las vicisitudes de las personas concretas, las que viven como individuos los afanes de los pueblos.

Fuera cierta o no la canción, la obra transmite un estado de ánimo. Un sentimiento que se ha perpetuado de generación en generación con esa habanera. El sentimiento de la especial relación de Cataluña con la isla que se había intensificado con la prosperidad de la industria textil, llamada a proveer de paño a las tropas que iban a la inacabable guerra de Cuba en sus tres periodos y que también había tenido que ver con la trata de esclavos. Una guerra cuyo remoto recuerdo hecho de nostalgia y algo de ridículo no puede ocultar su carácter cruel y sangriento. Que se lo pregunten a Ciges Aparicio que la sufrió directamente y la dejó reflejada en el cuarto de los terribles Cuatro libros de su vida, al que llamó De la crueldad.

Aquel sentimiento especial venía siendo, en cierto modo, un sentir vicario. Cataluña, integrada en una España que jamás la entendió, así como a ninguna de sus otras partes componentes más o menos forzadas, creía participar en la relación de la vieja metrópoli con la colonia de ultramar, la “perla del Caribe”. En realidad este vínculo venía a reflejar, aunque era distinto, el que unió a España con el conjunto de América y, desde la independencia del continente, concentradamente con Cuba y Puerto Rico.

Porque la verdadera metrópoli de Cuba era Madrid, en donde se tomaban, como siempre, las decisiones políticas que luego afectaban a Cataluña sin que esta pudiera hacer valer su criterio. Las erróneas y autoritarias decisiones. Los planes de autonomía de la isla del general reusense Prim terminaron con su nunca esclarecido asesinato; la relación de España con Cuba siguió siendo de intransigencia contra todo sentido común visto el contexto geopolítico de la isla y los dos capitanes generales que se sucedieron al mando, Martínez Campos y Valeriano Weyler no hicieron sino enconar más los ánimos y encender las batallas de una guerra que no podrían ganar. Así cuando, presionado por todas partes, especialmente los Estados Unidos, el gobierno español aceptó ofrecer un plan de autonomía a la isla con la propuesta de una alianza de cubanos y españoles para combatir a los estadounidenses, los cubanos lo rechazaron, prefiriendo la alianza con los gringos.

El autoritarismo español llevó a una sucesión de guerras: la guerra “de los diez años”, o “guerra grande”, de 1868 a 1878, finalizada precariamente con la paz de Zanjón que firmó un exhausto poder español, debilitado por la simultánea tercera guerra carlista en la Península; la breve posterior, llamada “guerra chiquita” (de 1879 a 1880) y, por fin, la última, la definitiva, de 1895 a 1898, que desemboca en la hispanonorteamericana de ese mismo año. La guerra de la que habla la habanera y la obra.

Esa es ya otra dimensión. Ahora se cierra una historia de ida y vuelta. Cuba como un espejo oscuro. El 98 es una fecha trágica en la historia de España. Da nombre amargo a una generación de la que se supone que surgieron profundas cavilaciones sobre el llamado “desastre” que no deben haber sido tales por cuanto ese momento del 98 abre una crisis de la conciencia nacional española que esta no ha conseguido superar. Y no lo ha hecho porque la magnitud de la derrota confundió de tal modo a los vencidos que no fueron entonces –ni parecen serlo ahora- capaces de aquilatar todo su alcance.

Se dio sin más por perdidos los restos del imperio, según reza la leyenda, en una alegre tarde de toros. Los madrileños fueron a la fiesta y aquí no había pasado nada. Pero sí había pasado y muy hondo. Los primeros treinta años posteriores a la derrota solo vivieron convulsiones: gran conflictividad laboral, una dictadura militar, un república, una guerra civil y otra dictadura militar, esta de 40 años, que puso al país en el último tercio del siglo XX convencido de poder mirar al futuro, pues los problemas del pasado ya se habían resuelto.

De nuevo una quimera. El imperio desmoronándose no podía resucitarse a sí mismo como una nación moderna porque no lo era. El franquismo hizo un uso casi patológico del simbolismo nacional español pero solo consiguió desprestigiarlo al identificarlo desde el principio con las viejas glorias imperiales, de cuya huera retórica estuvo viviendo en medio del hambre y la miseria la dictadura sus primeros 25 años. Posteriormente, cuando las contingencias del desarrollo económico permitieron la modernización del país y se trató de postular una nación avanzada en el espíritu del desarrollismo (el mismo Fraga teorizaba sobre la modernización y la extrema derecha se había hecho tecnocrática) ya era tarde.

Con el fin del imperio en la guerra de Cuba no solo se convulsionó el hasta entonces aletargado sistema de la IIª Restauración heredero del valleinclanesco reinado de Isabel II con sus espadones, sus escándalos, sus intrigas, sus guerras interiores y sus absurdas aventuras imperiales ultramarinas (en América y Asia) y africanas, sino que también se estremeció la estructura misma de España con la aceleración del nacionalismo catalán. Desde entonces, toda la historia del país aparece recorrida por un hilo de conflicto a veces manifiesto, a veces soterrado, entre la España centralista y la aspiración nacional del viejo principado. El meu avi va anar a Cuba es una reflexión y una metáfora de esa peripecia catalana en ritmo cubano. La narradora es la nieta cubana de aquel Lluís inmigrante en el Montserrat que tenía la costumbre de mantener un minucioso y sumamente realista diario gracias al cual la nieta reconstruye la historia del abuelo, que le da la clave de su propia vida, pues ella había sido educada como catalana en la isla independiente.

Ahí es donde está el bucle de la historia. La nieta que regresa a Cataluña con la vida del abuelo en forma de libro para descubrir aun otro dato biográfico que revela el ingenio de Vilarós, llega a una Cataluña como la que despidió a su abuelo, parte de un imperio en el que había flota de ultramar. Ahora ya no hay ultramar, palabra mágica. Ahora, aquella parte del imperio que llegó a sentirse en cierto modo metrópoli sin serlo, quiere serlo.

En España ha sido siempre popular el dicho de “más se perdió en Cuba”, cuando se trata de consolar a alguien por algún contratiempo o desgracia. Si, a ejemplo de la metáfora de la obra, Cataluña sigue el destino de Cuba, convendrá, a fuer de realistas, cambiar el signo del dicho y convertirlo en “menos se perdió en Cuba”.

divendres, 1 de desembre del 2017

Los augures

Desde el "giro lingüístico" se sabe que la relación entre el lenguaje y la realidad que denota las relaciones son complejas. Las palabras no reflejan una realidad que estuviera ahí independiente de ellas, sino que la construyen. La realidad es (también) construcción lingüística. Y si el lenguaje cambia, la realidad que describe, aun siendo la misma realidad, es otra. Entran aquí las interpretaciones.

Tomen el ejemplo del titular de Público: Puigdemont pincha y deja que un tripartito se sitúe solo a un escaño de la mayoría absoluta. A primera vista, es incomprensible. A segunda, trasluce una interpretación, que es una intención: Puigdemont pincha y deja un misterioso tripartito (obviamente independentista) a falta de un solo escaño. Pinchar cuando no ha comenzado la carrera y se le reconocen 22 escaños no tiene mucho sentido. Al mantener (la CUP) o, se supone, aumentar (ERC) sus resultados, el descenso del voto conjunto independentista se atribuye a Puigdemont que deja el tripartito a un solo escaño, etc. 

Cuestión de lenguaje. No hay referencia anterior. Quien pincha no puede ser Puigdemont sino el PDeCat o, incluso, la candidatura de JxC. Pero se responsabiliza a Puigdemont del pinchazo y de la merma de escaños de la coalición. Es lógico y es justo, pero quizá no sea realista. No valora (ni puede) la fuerza de atracción de la lista del presidente, que es grande, como se refleja en el hecho de que el titular le atribuya a él personalmente el pinchazo y la rsponsabilidad de dejar malparada la posible coalición indepe. Pero, por eso y con los mismos datos, un titular alternativo podría ser "Apenas presentada la lista del presidente tiene 22 escaños y acerca la coalición a la mayoría absoluta". 

Entre los espíritus que traducen ls dos interpretaciones, la gente decidirá el día 21D. Y en la decisión tendrá gran importancia el factor liderazgo.

El cielo está en el centro

Ha sido necesario que Rufian resaltara que la constelación Podemos no se ha opuesto al 155 para que los morados se decidieran a dar el paso de presentar recurso de inconstitucionalidad. Un mes de retraso y a instancia de parte, por así decirlo, pero vale. Con su dejadez daban pábulo a la impresión de que quisieran no comprometerse en cuestion tan conflictiva. Porque, reconózcase, el 155 tiene mucho apoyo en España y rechazarlo quizá supongaga un coste electoral elevado.

No es cosa de dejarse llevar por el fariseísmo de la normalidad, según el cual un recurso de inconstitucionalidad podría prosperar dado que España es un Estado de derecho y el Tribunal Constitucional (TC), un órgano independiente. No hay caso. El TC no es un órgano independiente ya que está básicamente constituido por magistrados apoyados por uno u otro de los dos partidos dinásticos, ambos firmes defensores del 155 cuya constitucionalidad se cuestiona. Y España tampoco es un Estado de derecho desde el momento en que no hay división de poderes ni imperio de la ley, sino fusión de aquellos e imperio de la ley del embudo.

Quienes presentan el recurso saben que no prosperará en ningún caso, pues el TC no irá contra el bloque del 155 y, si va, será en el siglo XXII. La presentación no es pragmática sino simbólica. Y el símbolo puede salir electoralmente caro. La culpa es de Rufian, por obligar a Podemos a pronunciarse y abrir unn flanco peligroso de rechazo a un 155 que es popular en España.

Así que corresponde una contramedida, un contraataque que haga que, para los indepes, más dura sea la caída, como dijera con estro profético el difunto fiscal Maza. Y, en efecto, para señalar posición propia, independencia de criterio, autonomía de acción, originalidad de la opción, se ha instalado en un lugar que nunca falla: el centro, la equidistancia, el juste milieu, vous m'entendez. Ya sonaba la aristotélica virtud en la cantinela de "ni 155 ni independencia", sino todo lo contrario, vous m'entendez toujours Bueno, quizá no sea tan original y, para fortalecerlo, Podemos ha decidido matizar su criterio con un toque de nacionalismo español: avisan a PDeCat y ERC de que no los incluirán en el recurso porque son, atención, corresponsables de la situación. El mismo argumento de Rajoy y Sánchez, el del maltratador: la responsable de la agresión es la víctima. Estos creen actuar más sabiamente repartiendo la corresponsabilidad a partes iguales. Pero de sabiduría aquí no hay nada porque jamás será la víctima igual al victimario ni quien lo ignore, de izquierda.

dijous, 30 de novembre del 2017

La dictadura española

Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat de igual título. La aplicación del artículo 155, el art. de la dictadura "constitucional", en la forma desmesurada e ilegal en que se ha hecho, ha puesto todas las cartas boca arriba. Directamente responsables de la aplicacion de esta norma injusta, arbitraria e ilegal son el PP, PSOE y C's, como muy bien lo ha aseverado Joan Tardà en una intervención parlamentaria. Tres cuartas partes del Congreso, a favor del establecimiento de la dictadura de un gobierno corrupto en Cataluña. Si se añaden los 71 diputados de Podemos que, al parecer, no pueden (porque no quieren) presentar un recurso de inconstitucionalidad frente a la norma, lo cual los convierte en cómplices indirectos de este atropello, la proporción llega al 92 por ciento de los diputados. Prácticamente toda la cámara y todo el electorado.

Así que el que ejerce la dictadura en Cataluña, vulnera los derechos y libertades de los catalanes y actúa de modo tiránico no es solo el gobierno, sino todos los partidos españoles, a los que se añaden entusiastas, los jueces, los curas y los periodistas a mogollón. Todos rivalizando a ver quién miente más sobre Cataluña, quién provoca más, quién es más insultante y opresor. 

Los indepes no cuentan con apoyo alguno en España, ni en las instituciones, ni en los partidos ni en los medios, ni en la opinión. El solecismo "a por" ellos, aparte de demostrar la incultura de la gente revela que quienes se orientan contra los catalanes no son solamente el gobierno o los partidos, sino el conjunto del pueblo español. Es una dictadura de la mayoría española sobre la minoría estructural catalana.

Aquí, la versión castellana:

 La dictadura española
                                                                                              
254 diputados del Congreso, los del PP, PSOE y C’s, apoyan activamente el estado de excepción encubierto del 155 en Cataluña, esto es, una norma de plenos poderes que suspende de hecho la Constitución. Ya no es una dictadura del PP, sino de casi las tres cuartas partes de la cámara. Si añadimos los 71 diputados de Podemos que, sin formar parte del bloque del 155, lo toleran pues, pudiendo, no lo han recurrido ante el Tribunal Constitucional, llegamos a 325 escaños, el 92 por ciento de la cámara. Prácticamente todos los representantes españoles. Esto es ya una dictadura española a secas, una dictadura de la mayoría española sobre la minoría nacional catalana, sobre una minoría estructural. ´

Que se trata de una dictadura es evidente, por más que el gobierno y sus aliados españoles, así como su frente propagandístico mediático, hoy encabezado por El País, la SER y el grupo PRISA traten de embellecerla y disfrazarla de algo distinto. No hay duda viendo sus muestras: el vandalismo policial del pasado 1/10 (por el que, lejos de sancionar a los policías y guardias civiles, se los ha condecorado), la virtual ocupación de Catalunya por una fuerza policial/militar de más de 10.000 agentes, la intervención y asfixia económica de la Generalitat, la persecución y encarcelamiento de unos dirigentes y el exilio de otros, la aplicación del derecho penal del enemigo, el proceso inquisitorial de convicciones hecho a los acusados, la censura y manipulación de los medios públicos de comunicación, el hostigamiento permanente de los independentistas por medio de la Junta Electoral, utilizada como brazo ejecutor del gobierno, la posible persecución judicial a Marta Rovira.
Todo ello muestra un régimen de persecución ideológica y arbitrariedad administrativa y judicial que ignora la división de poderes y conculca los derechos y libertades de los ciudadanos. O sea, una dictadura civil apoyada en una norma de excepción, ella misma ilegal y con el apoyo directo o indirecto de todas las fuerzas políticas representativas de España.

Es una dictadura española sobre Catalunya, la manifestación permanente de la tiranía de la mayoría española sobre la minoría estructural catalana. Lo que siempre ha sido por debajo de la retórica unionista de la nación española el intento de asimilación cultural y aniquilación de la nación catalana que ha pasado de ser latente a ser manifiesto con el aplauso del conjunto del pueblo español, salvas insignificantes excepciones. Esta dictadura es la que impone a palos la oligarquía española, con la colaboración de la oposición parlamentaria, el recurso a la guerra sucia policial, el respaldo del ejército, presto a intervenir, el apoyo activo del capital del Ibex35, la bendición de la Iglesia católica y la justificación de los medios de comunicación.

O sea, lo de siempre. Pero ahora más evidente que nunca debido a la internacionalización del proceso, que obliga a tener en cuenta procedimientos y garantías nada habituales en España pero sí en el extranjero y, sobre todo, en Europa que, aunque a regañadientes, se ha visto obligada a prestar atención a este conflicto y a no ignorar las consecuencias del evidente rebrote del fascismo español. Y tendrá que ser beligerante cuando el 21D triunfe el independentismo y ese fascismo pretenda intensificar sus atropellos y prácticas dictatoriales contra una población pacífica e indefensa que pretende gobernarse a sí misma.

La dictadura española en Cataluña ya no es un “asunto interno” sino que involucra a la comunidad internacional y a la Unión Europea en concreto cuando el gobierno y sus aliados del PSOE y C’s ignoren el resultado de las elecciones y pretendan seguir reprimiendo mediante la arbitrariedad y la violencia. El derecho internacional llamado “humanitario” reconoce el deber de injerencia de la comunidad internacional en los casos en que un Estado proceda con represión e injusticia en contra de su propio pueblo o parte de él.

No se puede dejar la ciudadanía de un Estado al arbitrio de un gobierno tiránico. Los catalanes no pueden esperar apoyo del resto del Estado, ni de sus partidos y organizaciones ni de sus ciudadanos. Tienen que alcanzar sus objetivos con sus solas fuerzas, las de una sociedad movilizada y unas instituciones sociales y políticas dirigidas por quienes han demostrado voluntad de sacrificio por defenderlos.

Solo pueden –y deben-recurrir al amparo internacional, el único foro en el que encontrarán eco. Corresponde hacerlo en un sentido estricto y otro más amplio. En el sentido estricto, se debe exigir la presencia de observadores internacionales en las próximas elecciones que garanticen su limpieza e impedir que el gobierno encargue el recuento a una empresa corrupta a su servicio con la misión de manipular y falsificar dichos resultados.

En un sentido más amplio, Catalunya debe acudir a todos los foros internacionales a hacer valer sus derechos y, si necesario es, por la inercia y los compromisos institucionales de los Estados, reclamar la constitución de un tribunal internacional para Cataluña, una especie de nuevo tribunal Russell, que haga justicia a las legítimas aspiraciones de un pueblo, aplastadas por el último Estado fascista en Europa.

Hoy, Palinuro en Bcn

En un lugar llamado Chroma, que resulta ser sede de una empresa de ingenieria y servicio y de restauración del patrimonio arquitectónico así como una fundación de igual nombre e idéntico objeto restaurador. Está en el carrer Esculleders blancs, bis, 08002 Bcn, a las 19:30.

Los catalanes tienen sentido del humor. Buscar una empresa de restauración del patrimonio arquitectónico para un acto de restauración del patrimonio jurídico-político tiene su punto. Y, como siempre, hay que ir a buscarlo en la imbricación de la sociedad civil en las reivindicaciones políticas catalanistas. Algo que da su marchamo a esta nación en el Estado. 

La trobada reunirá a Maria Rovira, concejala del Aytº de Bcn por la CUP y Àngels Martínez, de  Som Alternativa que, si no ando equivocado, se presenta a las elecciones en coalición con la CUP, aunque no estoy seguro. Las dos son fuertes personalidades y personas de convicciones. El infeliz de Palinuro, que va el porras en la lista de ERC por aquello de lo simbólico, está encantado de conversar en trío.

Sobre todo acerca de la cuestión candente: I ara què? Ara, el 21D. Más, exactamente, el 22D. 

Hemos llegado hasta aquí con una historia de escalada de acción-reacción hasta un punto de ruptura impuesta por la violencia del Estado en una situación de excepción, con medio govern en prisión y el otro medio en el exilio, aunque, según parece, no puede decirse que esté en el exilio sino que está en excedencia, supongo. Y con un 155 que es un paraguas dictatorial a cuya sombra pueden prohibirse lazos amarillos o zanjarse contenciosos del patrimonio artístico. A lo mejor por esto se hace la trobada en una empresa de restauración del patrimonio.

Pero, no, la sombra del 155 es tan desaforada, dictatorial y absurda que se salta el principio de territorialidad y las fronteras del Estado y así, el doblemente reprobado ministro Dastis se atreve a decir a Puigdemont, residente en otro país, que no haga más declaraciones. Además de prohibir la libertad de expresión en España, quieren prohibirla en el extranjero. 

Sabemos cómo hemos llegado hasta aquí. I ara què? Pues ara, a votar el 21D porque les jeux sont faits y, aunque no sea cierto que rige a continuación el rien ne va plus, pues una de las partes seguirá haciendo trampas, hay que votar.

Recordando un pequeño detalle. Estas elecciones son muchas cosas para mucha gente pero, sobre todo, son un referéndum entre dos opciones, con una intermedia. Lo que sucede es que ese referéndum no es una opción dicotómica a lo largo de un eje, sino de dos: el nacional/unionista y el izquierda/derecha en complejas relaciones entre ellos. La izquierda, hasta la no independentista, tiene la obligación de impedir el triunfo del 155.

Nos vemos.

dimecres, 29 de novembre del 2017

Miedo al amarillo

Me sumo a las críticas a la acción de la Junta Electoral Central claramente sesgada a favor de la opción unionista. Está claro que, por su composición, este órgano no puede garantizar juego limpio en la campaña, dado el carácter referendario de la consulta. La Junta está compuesta por miembros en representación de los partidos dinásticos, unionistas, sin duda mayoritarios en España; pero no en Cataluña, en donde son minoritarios. El órgano no es representativo y, en consecuencia, no puede ser imparcial, pues la parte mayoritaria no está representada.

Pero estos asuntos, siendo importantes, no son decisivos. Los decisivos son los que atañen a la eficacia de la Junta. La catarata de prohibiciones, interdicciones y supresiones que produce este órgano, poseído de un activismo casi frenético, quiere aquietar, sino aniquilar, el impulso y la movilización inependentistas. Seguramente todas las medidas adoptadas tienen apoyatura en algún texto legal. Es probable que haya alguna norma, decreto, orden, o providencia que declare inicuas y condenables expresiones como "presidente del gobierno en el exilio" o "presos políticos". También lo es que habrá reglas sobre lo que los interventores, apoderados, etc puedan llevar en el ojal de la americana. 

La acción de esta Junta, que es una correa de transmisión del gobierno, estará mejor o peor razonada en términos de legalidad, esos en los que se enreda Rajoy, pero tiene un efecto obviamente contraproducente. Tan obvio que es extraño que no lo vean. Meterse a dar órdenes en las formas de expresión y comunicación libres de la sociedad, que enseguida se hacen invisibles porque se asimilan, es garantizar que estas cobran nuevos bríos, nuevas fuerzas. La mejor manera de animar un movimiento de protesta es hostigarlo, reprimirlo cuando no es posible exterminarlo que es como la derecha entiende deben resolverse los conflictos políticos.

Los nazis obligaban a los judíos a llevar una estrella de David amarilla; estos obligan a los cargos de los partidos a quitarse el lazo amarillo, al Ayuntamiento de Barcelona a quitar también el amarillo. Barcelona va a llenarse de amarillo. Ya he visto digitales en amarillo, las redes vienen en groc. Querían apagar el amarillo, el color del escándalo, y lo han avivado. 

A eso me refería más arriba con lo de la eficacia. La imagen que el bloque del 155 está dando es escalofriante. Amparado en el 155, el ministro Méndez de Vigo ha zanjado por su buen criterio y capricho un contencioso entre Cataluña y Aragón por un patrimonio histórico, a favor de Aragón. Amparado también en el 155, el ministro Dastis, de Exteriores, decide extender la prohibición de libertad de expresión de España a Bélgica y tiene el aplomo de pedir a Puigdemont que no haga declaraciones, que no hable, que se calle. Justo lo que están haciendo en Cataluña.

Con un 155 verdadero paraguas de la arbitrariedad gubernativa, la única garantía que cabe el 21D es la presencia de observadores extranjeros. ¿O es que no ha demostrado ya suficientemente este gobierno en minoría parlamentaria que es capaz de todo? En el todo entra confiar el recuento a una empresa que garantice el pucherazo.